No está de más volver a insistir en que Johnnie To es el mejor cineasta oriental del momento, a pesar de quienes prefieren a otros a los que les puede demasiado la etiqueta de autor. Para tan rotunda afirmación me baso en el magistral aluvión de películas suyas que nos han llegado en DVD, pero sobre todo en sus dos títulos dedicados a las triadas (las organizaciones mafiosas chinas), bajo la denominación de «Election». Está claro que le ha lanzado un pulso a Coppola, quien hasta la fecha ostentaba el trono del cine de gángsters por su trilogía de «El Padrino», del que sale victorioso en lo que se refiere al profundo estudio de las conexiones entre la mafia organizada y el poder.

Ya en la primera entrega Johnnie To, que es un consumado maestro del cine de acción en estado puro como ya lo demostró en la vertiginosa «Breaking News», renunció conscientemente al empleo de escenas de tiroteos y demás coreografías de la violencia armada. Lo hacía para transmitir su intención de tratar de lleno el tema de la lucha interna de poder. Dicho aspecto se observa de manera mucho más acusada en esta continuación. Han pasado dos años desde que el cabecilla Lok tomara las riendas de la triada Wo Sing de Hong Kong, por lo que ahora sus esfuerzos se concentran en retener ese poder, en contra de las normas sucesorias. El gobierno chino tiene su propio candidato oficial para tal sucesión, en la medida en que le sirve de topo, con el pretexto de que representa una mayor inclinación hacia los negocios legales. Ahora bien, el aspirante ha de probar primero el terreno que pisa, lo cual equivale a una medición de fuerzas y una nueva guerra.