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Los católicos vizcainos reivindican una iglesia «más democrática» con su candidata «imposible»

Eliza Gara Bizkaia está empeñada en un cambio de rumbo en la Iglesia católica y, por ello, ha presentado a Elena Sanz como candidata a la Conferencia Episcopal, frente a los obispos, para denunciar el «déficit democrático» de una institución cada vez más conservadora.

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Agustín GOIKOETXEA

La candidata «imposible», así definen desde Eliza Gara a Elena Sanz, una bilbaina de 30 años a quien este movimiento cristiano de base, perteneciente a la corriente internacional Somos Iglesia, postula como presidenta de la Confederación Episcopal Española (CEE). «No es más que un rostro que quiere visibilizar y simbolizar a las mujeres de nuestra iglesia, a las que la jerarquía quiere invisibilizar y acallar», explican desde el colectivo que defiende una iglesia «solidaria, pobre, donde hombres y mujeres trabajemos en plena igualdad, participativa y democrática». Una iglesia alternativa.

«Es una elección en la que está vetada no sólo la posibilidad de presentar candidaturas, sino incluso la propia capacidad de decidir. Se reúnen los obispos -argumentan desde Eliza Gara- y eligen entre ellos en secreto, sin dar la posibilidad al resto de la Iglesia de opinar sobre ello. Por si esto fuera poco, esta vez han decidido hacer las elecciones en un momento de escasa corrección política: A principios de marzo coinciden el Día de la Mujer y las elecciones».

«El agravio comparativo con la Conferencia Episcopal nos llevó a proponer esta campaña, en la que queremos proponer otro modelo de Iglesia, que es sin duda posible, en la que los fieles podamos elegir a nuestros responsables y podamos además hacerlo en función de sus capacidades reales, y no por motivos biológicos, como es el hecho de ser hombre o mujer», añaden. La propia candidata lamenta que «a las mujeres sólo nos dejan dar catequesis, hacer lecturas y limpiar parroquias».

Entre las propuestas que contempla su programa electoral se encuentra que la Iglesia católica destine sus infraestructuras y riquezas acumuladas a mejorar la existencia de los pobres, además de exigir mayor transparecencia a sus cuentas. Apuestan por el sacerdocio universal, la eliminación del celibato obligatorio y por que la homosexualidad sea aceptada con naturalidad.

La lectura en 2004 de un manifiesto en un encuentro diocesano de juventud en el santuario de Urkiola ante el obispo Ricardo Blázquez, en el que se criticó la falta de democracia de la Iglesia y su postura ante el papel de la mujer o la homosexualidad motivó precisamente el despido de Aitor Urresti, responsable hasta entonces de Pastoral de Juventud de las parroquias bilbainas de Deustua y San Inazio. El propio Urresti explica que «no queremos quedarnos en la simple denuncia, queremos demostrar que lo que pedimos es lógico y realizable».

La última iniciativa de Eliza Gara coincide con la marejada que ha generado la designación por parte del Vaticano de Mario Iceta Gavicagogeascoa como obispo auxiliar de Bilbo. El Consejo de Presbiterio, un órgano conformado por sacerdotes de gran peso en la diócesis, criticó la semana pasada el nombramiento del todavía vicario general de Córdoba, muy cercano al Opus Dei. El descontento en el seno del comité de sabios de los curas vizcainos les ha llevado a barajar la posibilidad de dimitir, aunque Blázquez ha tratado de acallar las voces críticas.

Un obispo auxiliar lejano

Al respecto, Urresti confiesa que no se esperaban la designación del gernikarra, a quien han apadrinado los cardenales conservadores españoles Antonio María Rouco Varela y Antonio Cañizares. «Una vez más se nombra a alguien que es lejano como obispo de esta diócesis. Es lejano en lo geográfico porque aunque sea nacido en Gernika, hace tiempo que está desligado de esta diócesis a la que nunca perteneció como sacerdote. Pero también es lejano en lo ideológico. La iglesia de Bizkaia es relativamente progresista, sobre todo si se compara con otras diócesis del Estado. Y Mario Iceta es evidentemente una persona conservadora», subraya.

Urresti incide en que «evidentemente ha supuesto un jarro de agua fría para algunos sacerdotes, que han visto una vez más confirmadas sus sospechas: van a pasar muchos años antes de que se vuelva a nombrar obispo a un sacerdote que haya sido formado en los seminarios de Euskal Herria».

Estos planteamientos no preocupan demasiado. «Nuestra preocupación viene de la manera en que se eligen a los obispos, y de quiénes son los elegibles. No creemos en una Iglesia jerárquica, y menos en una Iglesia que excluye a las mujeres de los lugares de decisión. De manera que nuestra pregunta no es para cuándo vamos a tener un obispo formado en Bizkaia, sino que para cuándo vamos a poder elegir los fieles de Bizkaia a la `obispa' que queramos», argumentan.

El giro conservador lo sitúan «a escala global», aunque «existen algunos chispazos de signo contrario, como la elección del nuevo prepósito general de los jesuitas, pero una mirada general a la Iglesia nos demuestra que los movimientos más conservadores son los que están teniendo más auge, y también más apoyo por parte de la jerarquía. La iglesia más progresista, igual que la teología de la liberación, o la teología feminista, no forma más que pequeñas islas dentro de una Iglesia cada vez más conservadora».

Una reacción a esta Iglesia integrista es la campaña en favor de la apostasía, que promueven diferentes colectivos en Bizkaia. Al respecto, Eliza Gara asegura que «les parece perfectamente legítimo que haya gente que no se siente creyente, que fue bautizada en su día sin tener opción de opinar al respecto, y que ahora quiere apostatar. Las declaraciones de los últimos años de los jerarcas -aclaran- han ido subiendo de tono, diciendo auténticas barbaridades sobre colectivos como los homosexuales y sus familiares, o las mujeres, y criminalizando a las víctimas de pederastia por ir provocando... A la vista de esto, no nos puede extrañar que se haya reactivado un movimiento de respuesta».

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