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Iglesias: «Si me dieran el Óscar sería algo intimidatorio pero también una alegría»

La suerte está echada y los ganadores de los Óscar se desvelarán hoy en el Teatro Kodak de Hollywood. Alberto Iglesias, nominado por la banda sonora de «Cometas en el cielo», se encuentra ya en Los Ángeles. El donostiarra acudirá a la ceremonia acompañado por su pareja y su hijo, su mejor apoyo en una noche inolvidable. Asegura el compositor que si obtuviera el galardón «sería algo intimidatorio pero también una alegría».

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GARA | LOS ÁNGELES

«No quiero darle demasiadas vueltas a la nominación al Óscar y no soy un gran medidor de las posibilidades, pero alguna tenemos», afirma Alberto Iglesias, preguntado por cómo afronta la entrega de premios que se celebra esta madrugada (hora de Euskal Herria). El músico subraya que ahora mismo, ante la oportunidad de llevarse la valiosa estatuilla, siente «anestesia competitiva. Otra cosa es cuando esté allí, que el corazón te va a cien por hora, suben las posibilidades y piensas que tienes un quinto de probabilidades».

Iglesias competirá por el Óscar, al que ya aspiró hace dos años por ``El jardinero fiel'', con otras cuatro creaciones: las de Darío Marinelli por ``Expiación''; James Newton Howard por ``Michael Clayton''; Michael Giacchino por ``Ratatouille''; y Marco Beltrami por ``3.10 to Yuma''. «Todos son muy buenos compositores y el único aspecto negativo es que la mía es la única nominación de `Cometas en el cielo'» puntualiza.

``Cometas en el cielo'', que llegará a nuestras salas en marzo, está basada en la novela del afgano Khaled Hosseini, con ciertos tintes autobiográficos. Narra la historia de una familia acomodada que vive feliz en Afganistán hasta que esta calma se ve interrumpida por la llegada de los soviéticos. Un niño y su padre se ven obligados al exilio en Pakistán y luego en EEUU.

«La película tiene muchos episodios emotivos y rasgados», perfila el compositor. «La música es un espejo fiel de la película», subraya, recordando que hacerla resultó «un proceso complejo», al no ser más que «un conocedor superficial» de la música árabe.

Alberto Iglesias ha declarado que lo que trató de hacer es «tejer una sustancia cerca de los protagonistas» de la historia, basándose en el guión -«que es la Biblia de una película»- y hasta llegó a estudiar música afgana, «sin llegar a ser absolutamente fiel».

Además, trabajó a partir de la versión original en afgano con subtítulos en inglés. «Busqué mi propia música», dijo el creador, que utilizó instrumentos como la lira de Creta o flautas chinas e indias.

Preguntado por los siete premios Goya conseguidos a lo largo de su carrera, sendas nominaciones al Oscar y al BAFTA así como el hecho de haber conseguido el Premio español de Cinematografía, Iglesias dice que estos méritos le han permitido «buscar proyectos que pueda hacer bien. Ahora no me importa esperar a que me llegué un trabajo de mi agrado y sólo sé hacer buena música cuando la película me conmueve».

«No he pensado en el discurso»

Niega que tenga preparado algún discurso en el caso de lograr el Óscar, porque «sólo pensarlo» le parece «arrogante. Quizá balbucée y crean que hablo en afgano», bromea el candidato, reconociendo que los Óscar son como «jugar en otra liga, es el mundo del show business».

Los días anteriores a la Gala, Iglesias afirma haber dormido poco «poquísimo» para terminar las dos bandas sonoras de las películas de Steven Soderberg sobre el Ché, para las que está utilizando registros diferentes. Además, acaba de terminar de leer el «guión maravilloso» de la próxima película de Almodóvar, cuya música compondrá a partir de julio. «Es lo que me apetece hacer», dice.

Pero el cine no es toda la ocupación de Iglesias. «Tengo que cambiar de género, hacer mis propios proyectos, lo necesito para vivir. Y luego vuelvo al cine con un entusiasmo enorme», afirma el músico, que ya tiene preparada una sinfonía orquestal titulada ``Asalto al castillo'', «que publicaré no sé cuándo», concluye.

Jóvenes y veteranos comparten las nominaciones

Los premios de la Academia de Hollywood cumplen 80 años demostrando, una temporada más, que siguen adaptándose a las corrientes que dominan el cine estadounidense. Si en 2006 servían de homenaje a viejos maestros como Martin Scorsese, este año vienen a confirmar a jóvenes autores y reconocer la valía de los llamados outsiders, los cineastas que han trabajado a lo largo de su carrera en el filo que separa la gran industria del cine independiente.

Los miembros de la Academia han logrado conciliar ambas tendencias en una lista de nominados a la Mejor Película en la que dos filmes destacan por encima de todos: ``No es País para Viejos'' (8 nominaciones), de los hermanos Coen, y «Pozos de Ambición'' (8 nominaciones), la quinta película de P.T. Anderson. El cineasta californiano se ha convertido en uno de los pocos aspirantes a heredar el trono vacío de leyendas como Kubrick.

Pocas dudas hay en torno al Mejor Actor, un premio para el que Daniel Day-Lewis debería ir preparando su discurso de aceptación. La suya es una interpretación de exceso, siempre del agrado de la Academia.

En el terreno de la Mejor Actriz, la sorpresa sería mayúscula si Julie Christie (``Lejos de Ella''), Marion Cotillard (``La Vie en Rose'') o Ellen Page (la Juno del título) no se llevaran el premio. Cate Blanchett y Laura Linney son grandes actrices, pero ``Elizabeth: La Edad de Oro'' y ``The Savages'' carecen del apoyos suficientes.

GARA

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