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Belgrado se aferra al apoyo ruso como si fuera un clavo ardiendo

Vladimir Putin se ha convertido en la última esperanza de los serbios para combatir la independencia de Kosovo. Rusia está cómoda en ese papel y ayer volvió a alertar a Occidente de que la independencia kosovar tendrá consecuencias penosas. Mientras, el Gobierno español continúa firme en su posición de no reconocer al nuevo estado.

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Serbia, presionada por Washington y Bruselas para que contenga las violentas respuestas que se están registrando en ese país balcánico tras la declaración de independencia de Kosovo, ha recibido, como agua de mayo, el apoyo de su gran aliado, Rusia, que acusa a Occidente de «poner en peligro las relaciones internacionales» por su apoyo al nuevo estado.

Así, ayer, un hombre cercano al presidente ruso, Vladimir Putin, aseguró que «reconocer la independencia de Kosovo supone armar un fusil del que nadie ni dónde ni cuándo saldrá el disparo».

Anatoli Safonov, delegado especial de Putin para «la cooperación internacional contra el terrorismo y el crimen organizado», fue más allá y alertó de que en Kosovo «se han instalado yihadistas del terrorismo».

La víspera, fue Putin el que se mantuvo firme en el apoyo a Belgrado, afirmando que la independencia de Kosovo supone «un precedente horrible que les va a estallar a los occidentales en los morros y que tendrá consecuencias imprevisibles».

«Rusia entra en guerra por Kosovo», titulaba ayer el diario belgradense «Press», citando al representante de Rusia ante la OTAN, Dmitri Rogozin, quien declaró que Moscú se reservaba el derecho a «usar la fuerza si la OTAN o la UE actúan desafían a la ONU en Kosovo».

El diario citaba también a Alexksandr Vucic, un alto responsable del Partido Radical Serbio (SRS), la principal formación del Parlamento de Belgrado, que declaró que «sólo los rusos pueden acabar con las medidas de tipo fascista que la OTAN aplica en Kosovo».

Goran Bogdanovic, uno de los líderes de los serbios de Kosovo, también aplaudió la actitud de Moscú.

«Parece que el problema de Kosovo ha salido del marco de los Balcanes y a partir de ahora podemos esperar una disputa entre las grandes potencias sobre esta cuestión», declaró Bogdanovic al mismo diario

«La declaración de Rogozin se interpreta como un aviso a Occidente para que mantenga su presencia en el marco de la resolución 1.244 [de la ONU], porque si no podrían agravarse las tensiones y acabar en un conflicto de proporciones mundiales», añadió.

La resolución 1.244 del Consejo de Seguridad de la ONU puso fin al conflicto entre las fuerzas serbias y la guerrilla independentista albanesa de Kosovo y prevé que esta provincia sea administrada por la ONU pero permaneciendo formalmente bajo soberanía serbia.

Madrid, a lo suyo

Este resolución es también el argumento que utiliza el Gobierno español para negarse a reconocer la independencia de Kosovo, según señaló ayer el secretario de Estado de Exteriores, Bernardino León, en un artículo publicado ayer en el diario belgradense «Blic».

«A diferencia de otros países que se han separado, como la República Checa y Eslovaquia, en el caso de Kosovo no hay un acuerdo entre las partes implicadas ni una resolución de la ONU», señaló León.

«Además de las razones legales, la proclamación de independencia va en contra de todo lo que la comunidad internacionales ha proclamado en los Balcanes desde los años 90», agregó León.

retirada de la UE

El representante especial de la UE en Kosovo, Pieter Feith, anunció ayer que retirará al personal del norte de Kosovo tras las violentas reacciones en este área en contra de la proclamación de independencia.

refugiado

El joven muerto en el incendio de la Embajada de EEUU en Belgrado es Zoran Vujovic, de 21 años, que abandonó la ciudad kosovar de Caglavica tras los bombardeos de la OTAN de julio de 1999 en apoyo a los independentistas.

La UE rechaza frontalmente la independencia de la República Srpska

Los embajadores de los estados de la UE en Sarajevo rechazaron ayer la resolución adoptada recientemente por el Parlamento de la República Srpska que proclamaba el derecho a la independencia del ente serbio de Bosnia-Herzegovina tras la constitución del Estado de Kosovo.

«Los jefes de las misiones de la UE rechazan firmemente esta resolución», indicaron los embajadores en un comunicado conjunto.

En el mismo subrayan que las dos entidades que forman Bosnia-Herzegovina desde la guerra de 1992-1995 -la República Srpska y la Federación Croata-Musulmana- «no tienen derecho a la secesión».

Una mayoría significativa de los habitantes de la República Srpska -son el 31% de los 3,8 millones de habitantes de Bosnia- es favorable a la secesión del ente y a un acercamiento a Serbia.

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