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IBILIZ IBILI | ANTXON ITURRIZA

Larrun desde Lizuniaga miradas entre el mar y la montaña

Larrun ha sido desde la antigüedad una montaña de referencia, tanto para los que la contemplaban desde las aguas del Cantábrico como para los que veían dibujar su silueta trapezoidal desde las tierras llanas de Lapurdi o desde los collados que miran al Bidasoa. Su cima se eleva hasta los 900 metros, siendo el primer resalte que la cadena pirenaica impulsa hacia una altitud relevante.

Entre los numerosos puntos de acceso que permite su situación de aislamiento orográfico, hoy vamos a escoger el que parte del puerto de Lizuniaga (230 m), situado en la carretera entre Bera y Sara.

Aparcamos junto al restaurante que se encuentra en lo alto del puerto e iniciamos la andadura hacia la montaña siguiendo en paralelo a una cerca. Unos metros más adelante, giramos a la izquierda. Ante unas casonas que encontramos enseguida viraremos rotundamente a la derecha de acuerdo con la dirección hacia Larrun marcada por un indicador.

Estamos ahora siguiendo una pista amplia que va bordeando una sucesión de lomas festoneada de puestos de caza. Como alternativa más atractiva proponemos seguir por las alturas esa línea de parapetos, que nos proporcionan un horizonte más amplio, dejando la pista para el regreso. En ambos casos llegaremos hasta un marcado collado en el que encontramos una casamata abandonada (315 m) (20 min). Vemos a la izquierda una pista ancha con la indicación «Usategieta», por la que regresaremos. Pero ahora, a nosotros nos toca afrontar en dirección norte el duro repecho que se va abriendo paso entre la argoma con fuerte inclinación.

La pendiente no se suavizará hasta alcanzar el collado de Urkilepo, en un rellano despejado, ya bajo los grandes resaltes rocosos de la cumbre (610 m) (1h). En este punto, identificable por un visible mugarri, entronca el camino más utilizado para el acceso desde Sara.

Contraste de horizontes

Abordamos un nuevo repecho, esta vez siguiendo un sendero claramente abierto entre los herbales y la roca. Así nos asomaremos a la impresionante panorámica que se domina desde las alturas de Larrun. Si queremos coronar la cumbre, sólo nos queda recorrer con deleite la corta distancia que nos separa del espacio invadido por ventas e instalaciones de comunicaciones (900 m) (1h 40 min).

Más estético y apacible es quedarnos en los roquedos iniciales asimilando el contraste de horizontes que tenemos a la vista: las tierras agrícolas de Lapurdi se extienden al infinito como una manta hilvanada en retales de diferentes tonos verdes; en la frontera del mar festonean los núcleos urbanos costeros, en tanto hacia el Oeste y Sur emerge la vigorosa geografía de los cordales de allende del Bidasoa.

Iniciamos el descenso. Lo haremos utilizando la ancha pista que llega desde Bera. Más agradable es localizar el sendero que la ataja arrancando por encima de la gran curva que describe este acceso. En cualquier caso, tendremos que fijarnos en la referencia del tendido eléctrico que cruza sobre la pista hasta la cumbre. Unos cincuenta metros más abajo de esta intersección encontramos un camino ancho que inicia un descenso describiendo amplias lazadas hasta alcanzar la solitaria Maletero borda, que observamos bajo nosotros (2h).

Llegados a la borda, nuestros pasos se encaminarán por una amplia pista que arranca desde ella en línea ligeramente ascendente. Pronto se estabiliza y nos permite contornear la ladera boscosa manteniendo altura hasta llegar a una curva muy cerrada que marca un cambio de dirección en su trazado (2h 15 min). Justo desde esta curva arranca un camino que nos lleva a bordear un pinar perdiendo altura con sabiduría. Desembocamos en una amplia pista en la que encontraremos algunos balizajes del PR 16 y por ella caminaremos hasta avistar la casamata abandonada ante la que pasamos al ascenso. Ahora sí, seguiremos cómodamente la pista que bordea los puestos de caza camino del ya cercano puerto de Lizuniaga (2h 55 min).

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