El Estado Mayor del Ejército turco anunció ayer un parón en la ofensiva contra la guerrilla del PKK en Kurdistán Sur aunque la justificó por la eventualidad de fuertes nevadas en la zona.

El anuncio coincide con el reconocimiento de nuevas bajas mortales en el Ejército turco, con lo que se eleva a 19 el balance oficial de soldados turcos muertos desde el comienzo de la ofensiva el jueves 11.

Este parón en la ofensiva supone el fracaso del intento por parte del Ejército turco de conquistar una de las bases de la guerrilla kurda en la zona fronteriza. Las tropas turcas, apoyadas por fuego de cobertura aéreo y artillero, trataban desde el domingo de arrebatar al PKK la base de Zap. Fuentes de las fuerzas armadas kurdas (peshmergas) de la región autónoma del Kurdistán Sur habían confirmado fuertes combates en el área.

La base, situada en un profundo valle a seis kilómetros de la frontera turco-iraquí, es presentada por Ankara como uno de los principales puntos de paso utilizados por la guerrilla para infiltrarse al otro lado de la frontera y llevar a cabo sus ataques y atentados.

Otro de los objetivos de esta operación turca en suelo de otro Estado es la región montañosa de Hakurk, más al este, donde el Ejército turco aseguró el lunes que había establecido una cabeza de puente terrestre trasladada en helicópteros.

Posible empantanamiento

Esta zona, situada cerca de la frontera iraní -a veinte kilómetros de la frontera turca-, es considerada uno de los bastiones del PKK y de la guerrilla hermana del PJAK.

El primer ministro del Gobierno de Kurdistán Sur, Nechirvan Barzani, auguró al comienzo de este nuevo operativo que «el Ejército turco se enredará en una lucha sangrante y en vano contra el PKK fuera de sus fronteras» y advirtió de que esta operación «será un desastre para todos excepto para la guerrilla kurda».

«Nuestra marcha hacia la paz, la democracia y la prosperidad se ralentizará y las economías y pueblos de la región, sobre todo la propia Turquía, Siria, Irán e Irak serán los paganos», auguró, para añadir que «EEUU y sus aliados occidentales verán sus relaciones enturbiadas con un aliado vital de la OTAN».

El Parlamento de los kurdos del sur (Erbil) reclamó oficialmente el cierre de las cuatro bases militares turcas permanentes en la zona, abiertas desde hace diez años por un acuerdo especial.

El Parlamento denunció la operación militar turca y exigió a EEUU «proteger la soberanía del Estado iraquí y el espacio aéreo del Kurdistán Sur». EEUU no oculta su temor por una posible confrontación entre dos de sus aliados, turcos y kurdos del sur.

Washington afronta asimismo la insurrección iraquí y no pueden permitirse el lujo de que un nuevo problema les obligue a una utilización máxima de sus recursos militares.

Hoy se espera en Ankara al jefe del Pentágono, Robert Gates. El primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, insistió ayer en que se trata de una «operación de legítima defensa».