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«La defensa de la soberanía nacional es una de las claves»

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Iñaki Errazkin | autor del ensayo «Y en eso se fue Fidel»

Periodista, político, escritor, poeta y conferenciante, Iñaki Errazkin se ha adentrado en la Revolución y realidad cubana con el ensayo «Y en eso se fue Fidel», una obra que habla de los peligros que acechan a la Revolución y de sus «bondades», y que pretende «desmontar la versión oficial» de Occidente.

Ainara LERTXUNDI |

Desde la «Proclama» al pueblo de Fidel Castro anunciando su enfermedad el 31 de julio de 2006, no han faltado las especulaciones sobre el futuro de Cuba. Romper con el «bloqueo mediático» que «falsea la realidad y maltrata la Revolución» es uno de los objetivos del ensayo «Y en eso se fue Fidel», presentado ayer en Donostia.

Afirma que «el balance final» de la Revolución cubana es «positivo». ¿En qué se traduce?

Una revolución, por definición, si no es internacionalista, no lo es. En ese sentido, diría que lo que hacen en Cuba, no sólo lo hacen bien sino que lo exportan. Cuando hablamos de que en Cuba la educación es integral y general, de que la salud llega hasta el último de los ciudadanos, de que la alimentación básica está asegurada y de que el mínimo está asegurado, eso cotiza en bolsa, en la bolsa de la ética, no del capitalismo. Cuba ha logrado trasladar eso a otros puntos del planeta. Yo diría más. Durante años han exportado otras cosas, como la revolución en sí misma. En Angola, ayudó a triunfar a los revolucionarios con sus soldados, cuadros, voluntarios, combatientes, inclusive, con sus armas.

Lo que hace Cuba es justamente lo contrario al imperialismo; la «Operación milagro», recupera la visión de miles y miles de personas, la campaña de alfabetización «Yo sí puedo» llega hasta el último rincón del planeta de habla castellana y libera a países como Bolivia del analfabetismo. Eso es, para mí, lo mejor que tiene la Revolución. Es, además, algo palpable.

¿Qué papel juega en el marco latinoamericano?

Es paradigmático. Venezuela, por ejemplo, es un país donde se está llevando una revolución socialista con una infraestructura capitalista. Ahora, los recursos propios del país revierten en el propio pueblo pero el entramado capitalista anterior funciona y pelea en contra de la revolución. Eso no pasa en Cuba, que es el espejo a mirarse

Califica de «tremendo» el papel de Europa, tal vez menos conocido que el de Estados Unidos.

De cara a la opinión internacional, siempre ha sido el viejo continente donde han nacido las democracias actuales y se liga al respeto de los derechos humanos, cosa que no es cierta. No hay que olvidar que Europa ha sido la gran colonizadora del mundo y es la que más ha machacado los derechos de los pueblos y de las personas.

Europa, con ese halo internacional de «democracia», está logrando generar una opinión en las capas medias y mayorías silenciosas de los países en el sentido de que «Cuba es una dictadura y lo que aquí se vive es una democracia». Eso lo dice gente en el Estado español, Alemania o Francia que tienen el bipartidismo instalado. Critican a un país porque tiene un sólo partido, cuando ellos tienen dos partidos únicos, que es peor aún.

En Cuba es cierto que hay un partido único, pero también es cierto que la forma que tienen de hacer su democracia directa supera por mucho la partitocracia del Estado español y de otros países. Existe lo que ellos llaman «la postulación, es decir, los propios cubanos designan a personas que los representarán. Además, existe otra figura que es la «rendición de cuentas»; cada año, a veces incluso, en un menor periodo de tiempo, cada uno de los cargos electos tiene que rendir cuentas de su gestión y puede ser revocada. Si tú no cumples las expectativas que creaste cuando aceptaste la postulación, se te quita. Aquí, eso es imposible. Las listas son cerradas y hay una Ley D´hont que fulmina a las minorías.

Cuando todo eso falla, meten a la cárcel a los partidos que se salen de madre. Una democracia sería que realmente todos los partidos estuvieran jugando y aquí, al que se sale de madre lo meten a la cárcel. Estamos en Euskal Herria con una situación absolutamente anómala, no se puede decir que haya una democracia. Cuando de Cuba se habla de una jefatura de Estado, poco más o menos, que perenne, lo dice precisamente aquél que tuvo durante 37 años a un dictador y otros 35 a su sucesor como jefe de Estado.

En el ensayo también habla de las «contradicciones» de la Revolución, como es la doble moneda o el de los viajes.

Tiene que resolverlo urgentemente y la única forma de hacerlo es con normalidad, es decir, que el tenga dinero entre en el hotel Habana Libre independientemente de que sea cubano, mexicano o vasco. Lo ideal es que todo el mundo pudiera acceder a todos los lugares, pero aquí tampoco ocurre eso. Yo no puedo ir al hotel María Cristina a dormir porque no tengo dinero. También debe resolver el asunto de las visas, si bien es cierto que salir de Cuba es posible, no tanto entrar en otro.

EEUU y Cuba tienen firmado un contrato bilateral que regula el visado de 20.000 personas al año que pueden salir libremente de Cuba y entrar en EEUU. Pero éste no cumple su palabra y lo que hace es apoyar a quien entra vía patera. Empleo la patera y no balsa para que la gente se acuerde de que las pateras funcionan más aquí con Marruecos, que en Cuba con EEUU.

Subraya, además, que la juventud cubana debe jugar un papel «más importante».

Hay que salvar esa laguna generacional. A la gente hay que explicarle con un talante ameno la situación y explicarles claramente que sin la Revolución, los negros seguirían cortando caña. Así de claro. Recuerdo que estando en el hospital Hermanos Almejeira de La Habana, un urólogo me paró y me dijo «yo me iría a EEUU porque aquí ya tengo el techo cogido». Pero, si no hubiese sido por la Revolución estarías cortando caña y eres urólogo. ¡Cómo pagas a la Revolución yendo a Estados Unidos!

Una de las claves del futuro está, según afirma, en la defensa de la soberanía nacional.

La defensa de la soberanía frente al invasor, tanto EEUU como Europa, y de todo lo positivo de la Revolución es la clave.

 
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«Cuando decimos que la alimentación básica está asegurada, que la salud llega hasta el último de los ciudadanos y que la educación es integral... eso cotiza en bolsa, en la bolsa de la ética».

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