Cientos de personas se dieron cita ayer en Arrasate tanto en la concentración de la mañana -a la que acudieron sobre todo cargos institucionales- como en el oficio religioso que se llevó a cabo por la tarde en la parroquia San Juan Bautista, donde se celebró el funeral del ex edil del PSE Isaías Carrasco, muerto el viernes a manos de ETA, antes de que, en la intimidad familiar, fuese incinerado su cuerpo.

En el acto que se realizó por la mañana en la plaza del pueblo, una de las hijas del fallecido, Sandra Carrasco, se dirigió a la ciudadanía para pedir «a los que quieran solidarizarse con mi padre y con nuestro dolor, que acudan masivamente a votar el domingo para decir a los asesinos que no vamos a dar ni un solo paso atrás».

Dirigentes del PSE, encabezados por Jesús Eguiguren y Rodolfo Ares, fueron los primeros en acudir a Arrasate a la reapertura de la capilla ardiente, en torno a las 9.20. Dirigentes del PSE y del PSOE permanecieron en el velatorio, instalado en el ayuntamiento, durante toda la mañana y parte de la tarde. Al mediodía acudieron, junto a la familia del Isaías Carrasco, a participar en la concentración de repulsa al atentado que se realizó en la plaza del pueblo y que congregó a alrededor de medio millar de personas.

«Que no se manipule por nadie»

Una protesta en la que sus primeras filas fueron copadas por varios representantes políticos e institucionales vascos y españoles, que arroparon a la esposa y a las hijas de Carrasco.

«Pido a los que quieran solidarizarse con mi padre y con nuestro dolor que acudan masivamente a votar el domingo para decir a los asesinos que no vamos a dar ni un solo paso atrás», reiteró Sandra Carrasco, la hija mayor del ex concejal del PSE, ante los medios de comunicación. «A mi padre -afirmó- lo han asesinado por defender la libertad, la democracia y las ideas socialistas. Ha sido siempre un hombre valiente que ha dado la cara, y los que lo han matado han sido unos cobardes», agregó, antes de pedir que su muerte «no sea manipulada por nadie».

Durante toda la jornadar, la capilla ardiente fue testigo del ir y venir de decenas de cargos políticos e institucionales de la CAV y del Estado español hasta su cierre, pasadas las cuatro de la tarde. La vicepresidenta del Gobierno español, María Teresa de la Vega, el lehendakari Juan José Ibarretxe, el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, el líder del PSE, Patxi López, Rodolfo Ares y Jesús Eguiguren, la presidenta del PP en la CAV, María San Gil, fueron algunos de quienes, junto a representantes de otros partidos y agentes sindicales vascos, participaron tanto en la concentración como en el sepelio que se celebró a puerta cerrada.

En las capitales de Hego Euskal Herria también se llevaron a cabo concentraciones por la mañana, en las que se reunieron cientos de personas, con la salvedad de Iruñea, donde se celebró por la tarde un acto onvocado por «Libertad Ya», al que asistió el presidente navarro, Miguel Sanz, y la alcaldesa Yolanda Barcina.