De los resultados electorales, de ver quiénes suben, quiénes bajan y quiénes se mantienen, quien esto firma sostenía que en el largo plazo, si se quiere buscar una solución al conflicto, el PSOE y la izquierda abertzale están condenados a entenderse. Al tiempo que añadía que si la tentación de Zapatero era la de acordar sólo con el PNV, eso no resolvería el conflicto. No había en ello nada más que un humilde análisis periodístico.

Pero un sector del PNV parece que no se lo ha tomado así. Ayer, en la tertulia de Herri Irratia, Xabier Arzalluz afirmaba que «ahora, si lees GARA, ves voces que hablan del bípode, la izquierda abertzale con el PSOE y el PNV al rincón. Esa especie de protagonismo excluyente vuelve otra vez». El miércoles, en Radio Euskadi, Joseba Egibar decía que «cuando uno lee, con todo un alarde de titulares, por ejemplo el lunes en GARA, que `el PSOE y la izquierda abertzale están condenados a entenderse', haciendo una lectura particular de lo que ha sido la abstención, después del fin de semana que hemos tenido, con un atentado, con la repercusión que ha tenido... es evidente que les estorba alguien, y ahí está el PNV».

Lo escrito, escrito está y las interpretaciones son libres. A nadie se le oculta la importancia del PNV en la búsqueda de una solución al conflicto político. Lo que admite mayor duda es el papel que la formación jeltzale ha jugado y quiere jugar. Las conversaciones de Loiola estaban basadas en un trípode y se convirtieron en bípode cuando «el PNV secundó el plante socialista ante una fórmula que no podía aceptar ni como demócratas ni como abertzales» (filtración jeltzale textual).

Dice Ibarretxe que él está también «condenado a entenderse» con Rodríguez Zapatero. Pues entiéndanse todos. Eso que ganaremos.