Las reformas de Schröder siguen dividiendo a los alemanes cinco años después
GARA |
El 14 de marzo de 2003, el canciller alemán Gerhard Schröder presentó su Agenda 2010, rompiendo con las recetas económicas adoptadas hasta entonces por los suyos. Con ella se redujo el paro, pero a Schröder le costó su reelección en 2005 y sacudió a su partido, el socialdemócrata SPD.
Para muchos economistas, empleadores e industriales, aquel catálogo de medidas fue un ataque bienvenido e inesperado por parte de un Gobierno «de izquierda» contra la rigidez del mercado laboral que hacía que la economía de Alemania vege- tara. Por el contrario, para un gran número de electores de izquierda, el discurso de Schröder ante los diputados iniciaba un peligroso giro neoliberal.
Pero para los afectados, parados y receptores de ayudas sociales, la Agenda 2010 es sinónimo de «Hartz IV», la reforma del mercado laboral, y de deslizamiento en la pobreza.
Su piedra angular era un mecanismo muy estricto de indemnización para los parados de larga duración. Al cabo de un año en el paro, los desempleados pasan a un régimen draconiano: el Estado se hace cargo de su alquiler y principales facturas, a cambio de una paga mensual de 345 euros.
Su objetivo era devolver al trabajo a los parados de larga duración, «verdadero cáncer» que entonces «corroía» Alemania. «Volver a darles un incentivo para ir a trabajar», según la fórmula de Schröder. Tres años después de su entrada en vigor, en febrero de 2005, el desempleo se había reducido un 2%, hasta el 8,6%.
Pero para los parados afectados por la reforma, que sacó a la calle a miles de personas en 2003 y todavía hoy divide a los alemanes, supuso la exclusión social. Para algunos sindicatos significó la «fractura» de la sociedad y obligó a muchos desempleados a aceptar cualquier trabajo, incluso por un salario de miseria.
Las reformas neoliberales de Schröder dividieron también profundamente al SPD y aún hoy siguen pasándole factura.