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Javi Ruiz y Miguel Angel Hernández (*) Cooperadores necesarios en el nacimiento y desarrollo de Hala Bedi Irratia

Hala Bedi Irratia, radicalmente libre

La represión, la criminalización, el control, las amenazas, las detenciones, los «txapes» fueron permanentes durante los primeros años de andadura

En agosto de este año se van a cumplir 25 años de las primeras emisiones de la gasteiztarra Hala Bedi Irratia. Es una buena excusa para recrearnos en algunas batallitas de sus comienzos, antes de que se olviden, las olvidemos, antes de que alguien escriba desde su poder su hipotética historia del nacimiento de esta radio libre.

En 1982, en plena ebullición de movimientos sociales, políticos, en plena reconversión industrial, con amenazas de retorno a unas condiciones de represión, de estado de excepción más duras de las que de por sí ya teníamos, una gente del movimiento antimilitarista y otra del feminista, que a su vez peleaban en el movimiento vecinal, se toparon con otra gente que tenía capacidades y actitud para conseguir poner su voz un poco más alta, un poco más fuerte, un poco más libre, en las ondas libres de una emisora de FM.

Algunas reuniones, mucho trabajo, muchos contactos para tener a finales de julio de 1983 una emisora montada con su humilde equipo de reproductores de música, micrófonos, mesa mezcladora y, por supuesto, una antena que no se podía ver, para evitar el cierre inmediato.

La clandestinidad era la más dura de las dificultades a superar. En las condiciones de represión a la que sometían a todos los movimientos radicales, conseguir un local con tejado era ya una prueba de gran nivel. Además, a ganas no nos superaba nadie, pero a falta de pasta tampoco. Así que los equipos técnicos eran construidos por nosotros mismos, de baratillo, prestados. De hecho cuando ya teníamos preparado todo el operativo técnico para comenzar a emitir desde el día 4 de agosto, inicio de las fiestas de Gasteiz, tuvimos que paralizar la emisión, pues la policía detuvo en plena faena de retransmisión a uno de nuestros colaboradores.

La suerte estaba de nuestra parte en forma de ignorancia policial y pudimos trasladar en dos días todo el material a otro piso cercano, y allí se realizaron las primeras emisiones desde el día 6 hasta el día 9 de agosto de 1983.

A partir de esa presentación pública en las ondas, de los contenidos emitidos, comenzó una larga marcha de apoyos, colaboraciones, actividades a favor de muchas personas, movimientos sociales, políticos, sindicales y en contra de toda la parafernalia institucional, pero también de personas, colectivos, entidades, partidos, que no podían permitir que se emitiesen libremente los pensamientos, las ideas sin sus censuras, cortapisas, prejuicios, estigmas, supersticiones.

La represión, la criminalización, el control, las amenazas, las detenciones, los txapes fueron permanentes durante los primeros años de andadura. Frente a todo ello se levantó un muro de innovación permanente, de actividad, de resurgimiento a cada cierre, de mayor conexión con la gente sin voz, con mayores dosis de sinceridad radical, con la máxima libertad de expresión, con la praxis entre lo que se pretendía defender y su concreción en acciones.

En un año Hala Bedi ya era un movimiento social más de los que pululaban por Gasteiz. Porque no sólo generaba emisiones, sino que también salía a la calle a movilizarse en defensa de la libertad de expresión. Un ejemplo de aquella praxis fueron las fiestas alternativas, las movilizaciones contra la becerrada, los conciertos de grupos malditos para la «gente de orden», las retransmisiones como las de la marcha solidaria a la cárcel de Herrera de la Mancha, la de Korrika de 1985...

Pero no se quedó ahí la cosa. El movimiento fue creciendo y Hala Bedi dio cobertura y apoyo técnico, formación a casi 25 radios de todo Euskal Herria. Colaboró en gran medida con la puesta en marcha de la coordinación entre las radios libres vascas. Impulsó la creación de la agencia alternativa de noticias Tas-Tas, que a su vez introdujo el uso de la informática, tan incipiente en aquellos momentos.

Aquella idea de un pequeño grupo de dar voz a quien no la tenía en esta ciudad conservadora se convirtió en una realidad. Han sido decenas y decenas de personas, de colectivos que han podido lanzar a través de las ondas libres sus quejas, sus lamentos, sus reivindicaciones, sus denuncias, sus convocatorias, sus consejos, sus recetas, sus sonidos. Ningún otro medio de comunicación les habría posibilitado ejercer tan radicalmente su libertad de expresión. Nunca habríamos conocido hasta dónde podemos llegar expresándonos libremente sin este tipo de medios libres de comunicación.

Sin línea editorial, sin cortapisas, sin licencias, sin disimulos, sin complejos, sin mediatizaciones, sin censuras previas, sin libro de estilo. Así fueron los primeros años de esta radio libre que ahora debe enfrentarse a nuevas formas de participación horizontal. De represión, de estigmatización, de criminalización política, social, cultural. Que debe enfrentarse a «fórmulas radiofónicas» que llenan las frecuencias con el vacío de sus contenidos financiados por la publicidad comercial.

Un día convendría escribir su verdadera y larga historia.

(*) Este artículo fue escrito escasos días antes del fallecimiento de Javi Ruiz. Con su publicación, Miguel Angel Hernández, y junto a él GARA, quiere rendir a su compañero un sentido homenaje.

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