Junta general de accionistas de BBVA en el palacio Euskalduna
González considera «necesaria» la precariedad laboral dentro de BBVA
La Junta General de Accionistas de BBVA respaldó los resultados de 2007 por el aluvión de millones que obtuvo. Fue un año récord en medio de la crisis financiera, que estalló en Estados Unidos y se ha extendido a Europa. Sin embargo, tuvo oposición en materia laboral, debido a los planes de reducir 5.000 empleos hasta 2010, y por la actividad de participación y apoyo financiero a empresas que venden armas o destruyen el medio ambiente.
Juanjo BASTERRA | BILBO
El presidente del BBVA, Francisco González, eludió los compromisos concretos en las principales demandas que le hicieron en la Junta General de Accionistas, que se celebró ayer en el Palacio Euskalduna, en relación a la calidad del empleo y salarios, rechazo a la financiación y presencia en empresas que fabrican y venden armas y apuesta a favor del medio ambiente y los derechos de los pueblos indígenas.
Utilizó, como principal arma de su dialéctica para eludir compromisos directos, los resultados récord de 2007, que ascendieron a 6.126 millones de euros -un 29,4% más que en 2006- y el incremento del 15,1% en la remuneración a los accionistas. Como ya se conoce, entre sólo 3.956 accionistas, que representan el 0,5% del total, controlan, sin embargo, el 74,6% del capital social de ese banco.
Para este año, González destacó que el banco multinacional de origen vasco se asienta «en sólidas bases de capital y liquidez» y presumió de que es probablemente «el banco más fuerte en la gran liga de nuestra industria». Con la unificación de los bancos regionales que tiene en el sur de Estados Unidos, BBVA espera obtener a partir de este año 1.10o millones de euros de beneficio antes de impuestos de ese negocio. Ante la desaceleración económica, mostró su apoyo a la actuación del Gobierno español y dijo que «tiene recursos suficientes» para hacerle frente y adelantó que «todos debemos unir esfuerzos para afrontar la recuperación».
Ante los accionistas, se mostró convencido de que el BBVA será capaz de «seguir creciendo en el nuevo entorno económico» y señaló que una de las herramientas principales será la implantación del Plan Estratégico de Innovación y Transformación (PEIT), que «tiene que llevarnos a fuertes crecimientos de los ingresos y a importantes mejoras de la eficiencia». Una de las principales bazas que jugará BBVA en este caso es la subcontratación y la exteriorización de servicios, con lo cual reducirá la plantilla y, a la vez, pagará menos a las empresas que realicen servicios para el banco.
Este es uno de los principales problemas que tiene a nivel social en este momento el BBVA. El plan contempla la destrucción de 5.000 empleos del banco y un aumento de la subcontratación, deslocalización y la precarización de las condiciones laborales de los empleados de BBVA, como así lo denunciaron frente al Palacio Euskalduna representantes sindicales de ELA, LAB y CGT que, además, denunciaron el progresivo desmantelamiento y traslado de servicios que se ejercían en las oficinas situadas en Euskal Herria. En el turno de preguntas, intervinieron los responsables sindicales de CCOO, UGT, CGT, CIG, entre otros. Juan José Giner, de la Federación Comfia de CCOO y Sebastián Moreno, de UGT, criticaron ese paso del banco, pero tendieron una mano para llegar a un acuerdo en su aplicación, lo que fue aceptado por González.
En la calle, ELA, LAB y CGT criticaron la exteriorización de tareas a través de la compañía OPPlus Málaga, que pertenece al 100% a BBVA, pero que con su creación permitirá que los nuevos empleados de esa empresa cobren un salario anual no superior a 14.000 euros y se les aplique el convenio de Oficinas y Despachos, cuando realizan tareas de banca.
Media salarial
Francisco González se mostró dispuesto a negociar, pero ya adelantó que «la media salarial en BBVA es la más alta del sector», por lo que restó importancia a las denuncias continuas que desde LAB, ELA y CGT se han realizado en el sentido de una pérdida continuada de poder adquisitivo de los empleados del banco multinacional, mientras «los elevados salarios de los directivos y de la ejecutiva del banco crecen por encima del 10% con unos sueldos desorbitados». Tampoco se mostró favorable a reducir los niveles de subcontratación, ni de precariedad laboral, ni de desmantelamiento de servicios que se está produciendo en la actualidad en diversas oficinas y centros que tiene el banco. En este caso, González afirmó que «no podemos negarnos a la realidad, si queremos ser competitivos en el mundo tenemos que trabajar como lo hacen los mejores».
Varias intervenciones de organizaciones sociales como «BBVA sin armas», Setem y Justicia y Paz hicieron hincapié dentro de la Junta General de Accionistas y desde el exterior al Palacio Euskalduna la Plataforma contra BBVA, integrada por Ekologistak Martxan, Kakitzat, Komite Internazionalistak, MOC, Pakea eta Duintasuna, STEE-EILAS y CGT, contra la política de participación y financiación de empresas que venden armas y que están destruyendo el medio Ambiente y la calidad de vida de pueblos indígenas en América Latina. Las intervenciones de esas organizaciones sociales pidieron directamente a González que «los beneficios que consigue BBVA de esos negocios son inaceptables» y, por otra parte, «suponen unas cantidades de las que el banco puede prescindir sin que suponga un problema de futuro para el mismo». Pidieron que «por razones éticas y humanitarias» abandone «esa actuación».
En la respuesta, como era de esperar, Francisco González no se comprometió directamente con la demanda de esas organizaciones y plataformas sociales, a pesar de que arrancaron numerosos aplausos de los asistentes. Tan sólo dijo que en temas de globalización, «somos vanguardia en temas de responsabilidad social empresarial», para lo que adujo que este año destinarán en América Latina 69 millones de euros, apenas un poco más del 1% del beneficio logrado en 2007. En cuanto al «negocio de las armas» afirmó que siguen las directrices de la ONU, a pesar de que todas esas organizaciones sociales han puesto en cuestión las mismas, porque BBVA participa y apoya con financiación a empresas que, por ejemplo, «fabrican bombas racimo», como le espetó Jorge Calvo, de la campaña «BBVA sin armas», de la ONG Justicia y Paz.
González señaló, sin concretar datos en este tema, que «en este año hemos hemos denegado muchísimas operaciones de financiación». Respecto al Medio Ambiente, puesto que Víctor Maeso, de Setem, le interpeló directamente por el daño que está produciendo el gaseoducto que atraviesa la Amazonia peruana, dijo que siguen las recomendaciones del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En esta ocasión hubo pocas referencias a los sueldos tan elevados del presidente y los miembros de su ejecutiva. González percibió el año pasado 8,9 millones de euros por su actividad al frente de BBVA y además tiene un fondo de pensiones de 61,3 millones.
La razón de exteriorizar servicios tiene que ver con una reducción en el coste de los salarios. Los trabajadores de OP Plus Málaga recibirán 14.000 euros anuales. Una cantidad que está muy alejada de la del presidente, aunque diga que es «ley de mercado».
El presidente de la Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios Ausbanc, Luis Pineda, protagonizó uno de los episodios más tensos de la jornada en el Palacio Euskaduna. Preguntó, en el turno de intervención para accionistas, sobre los negocios del grupo BBVA en Venezuela, Colombia, Estados Unidos, México y en el negocio hipotecario español, al tiempo de que avisó al presidente del banco, Francisco González, de que apostaba por medidas no acertadas para el futuro de la entidad. Además, Pineda señaló que en el BBVA «hace falta un vicepresidente», al tiempo que acusó a González de querer mantenerse en «el puesto» gracias a la «coacción», dado que renunció a cobrar una indemnización millonaria en caso de tener que salir a la fuerza, a cambio de prolongar su estancia en la presidencia del banco a partir de los 70 años.
El presidente del banco recordó que Ausbanc fue excluido del registro de asociaciones de consumidores del Ministerio de Sanidad en 2005 y lamentó la intervención de Pineda, a la vez que recordó que el BBVA respeta las normas españolas y las de los países en los que opera . La reacción de Ausbanc se produjo «porque le hemos retirado la publicidad». Pineda lamentó la exclusión del ex presidente Emilio Ibarra «de los fastos del 150 aniversario», lo que dio pie a González a contestar que «Ibarra protagonizó uno de los episodios más lamentables con fondos en paraísos fiscales».
Además de su sueldo, el presidente de BBVA cuenta en su poder de una manera directa o indirecta con 1,4 millones de acciones. Según los datos del banco, cada acción se compensará a razón de 1,5 euros, lo que aporta un dinero extra a su bolsillo.