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El Gobierno tibetano en el exilio apela a la ONU y confirma 30 muertes

El Gobierno tibetano en el exilio afirmó ayer que dispone de un balance confirmado de treinta muertes e «informes no confirmados que describen más de cien» en las movilizaciones reprimidas por China realizadas en las calles de Lhasa para exigir la salida de las tropas chinas en el 49 aniversario del fracasado levantamiento armado contra la invasión. Apeló a la ONU para que intervenga e investigue «las violaciones de derechos humanos en Tíbet».

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«El Parlamento tibetano llama la ONU a enviar representantes inmediatamente, a intervenir y a investigar las violaciones actuales de los derechos humanos en Tíbet», declaró el Gobierno tibetano en el exilio, con sede en la ciudad de Dharamsala, en el norte de la India. «Tenemos informes no confirmados que describen un centenar de muertes y la instauración de la ley marcial en Lhasa», agregó en un comunicado. Poco después, un alto responsable de este Gobierno, Tenzin Taklha, declaró a AFP que «confirmamos alrededor de 30 muertes, y oímos incluso balances de más de 100 muertes, pero no estamos en condiciones de confirmar esta cifra».

El Gobierno en exilio se declaró «altamente preocupado» por la información que les ha llegado de «las tres regiones del Tíbet, que describe muertes aleatorias y detenciones de millares de tibetanos que se manifestaban pacíficamente contra la política china».

Medianoche del lunes

Este balance contradice el divulgado por las autoridades chinas, que cifran en diez el número de muertos y cerraron el acceso a Lhasa a turistas y extranjeros.

Según la agencia de noticias china Xinhua, los civiles fallecieron por balas o quemados hasta quedar calcinados. Una fuente cercana al Gobierno tibetano en el exilio en India dijo que al menos cinco manifestantes murieron por disparos de soldados, y otros grupos que apoyan la independencia del Tíbet sostienen que podrían haber fallecido muchos más.

La agencia indicó que las autoridades policiales y judiciales de Tíbet llamaron a la suspensión de las movilizaciones y a que se entreguen los «infractores» antes de la medianoche del lunes. Prometieron clemencia para quienes se rindieran.

China ha acusado al Dalai Lama, el líder espiritual tibetano, y a sus simpatizantes de organizar las protestas y minar la imagen de armonía unos meses de albergar los Juegos Olímpicos.

«La conspiración de los separatistas va a fallar», auguró Qiang Ba, presidente del Gobierno autónomo de Tíbet, bajo control chino desde 1951. Según información no confirmada, las manifestaciones se habrían reanudado en la capital de Tíbet ayer, pero según los testimonios recogidos por AFP, la situación parecía tranquila. «Está tranquilo, muy tranquilo», indicó un recepcionista del Hotel Lhasa, situado al oeste de la ciudad.

«Vi los tanques y vehículos de patrulla», indicó por teléfono un empleado de una escuela secundaria». A juicio de un hombre de negocios chino, «se asemeja a la ley marcial».

Las autoridades chinas aseguraron que la ley marcial no estaba en vigor en Lhasa. El acceso alTíbet para los viajeros extranjeros es en adelante imposible, según varios operadores turísticos chinos.

Preocupación internacional y llamamiento al boicot de Gere

La represión de las movilizaciones que exigen la salida de las tropas chinas y la libertad de los monjes tibetanos se producen a cinco meses de los Juegos Olímpicos de Pekín y colocan al Gobierno chino, ya bajo presión internacional, en una situación delicada. El viernes, Estados Unidos y la Unión Europea comunicaron su inquietud y llamaron China a la «retención» en esta crisis y ayer la canciller alemana Angela Merkel se mostró «preocupada» y abogó por un «diálogo pacífico y directo» entre Pekín y el Dalai Lama. Mucho más expeditivo fue el actor norteamericano Richard Gere, defensor desde hace 25 años de la causa tibetana, al llamar a boicotear los Juegos olímpicos de Pekín si China no reacciona «de manera conveniente». Consideró que «si los chinos no modifican su comportamiento, no reconocen lo que pasa, no permiten un acceso libre a los medios de comunicación, pienso que debemos boicotear los Juegos Olímpicos».

En declaraciones a la radio BBC indicó que «no sería razonable que siguiéramos como si todo fuera bien» y denunció que «en estos último años se ha marginalizado a los tibetanos mucho más que antes». Agregó que en Tíbet «la religión se ha vuelto ilegal y las imágenes del Dalai Lama, que es su Jesucristo, no están permitidas».
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