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El PSOE dice sí a la oferta de pacto de PNV y no a la consulta de Ibarretxe

El PSOE acusa recibo y dice sí a la oferta de diálogo y pacto trasladada por el PNV en el Aberri Eguna. Hasta cinco de sus portavoces en Madrid y Euskal Herria afirmaron ayer que están dispuestos a la negociación, pero siempre poniendo como límite la Constitución, restringiendo el marco de acuerdo al aumento del autogobierno (y no al derecho a decidir) y dejando claro que no habrá consulta en los términos comprometidos por Juan José Ibarretxe.

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El PSOE no esperó a dar el visto bueno a la oferta del PNV para iniciar una negociación para un acuerdo basado en más autogobierno. Un día después de que el presidente jeltzale, Iñigo Urkullu, lo propusiera en el marco del Aberri Eguna, hasta cinco portavoces del partido de José Luis Rodríguez Zapatero salieron a la palestra para dar la bienvenida al giro del discurso del PNV, si bien le pusieron varias condiciones, entre ellas que renuncie a la consulta comprometida por el lehendakari para el 25 de octubre.

Este visto bueno a medias fue explicitado con distintos matices en Euskal Herria por Rodolfo Ares, y en Madrid por José Blanco, Alfredo Pérez Rubalcaba, Javier Rojo y Trinidad Jiménez.

El más claro fue quizás Rodolfo Ares, portavoz de la Ejecutiva del PSE, que anticipó que «si el PNV quiere recorrer ese camino, el PSOE va a estar dispuesto a intentarlo, pero dejando muy claro que ese acuerdo debe respetar las reglas del juego, en el marco de la Constitución y para conseguir un amplio acuerdo al servicio del conjunto de la sociedad vasca, para avanzar en mayores cuotas de bienestar, de mayor calidad de vida».

«Bases viables»

Ares se refirió a estas cuestiones -el autogobierno- como «las bases viables» para un consenso. Y señaló que el camino correcto para llevarlo a efecto serían «las reglas de juego que nos hemos dado los vascos», es decir, «tramitación en el Parlamento Vasco, después en Cortes Generales, para, finalmente, ser sometido a ratificación en referéndum».

Por contra, dijo que no es posible un acuerdo sobre la base de la iniciativa comprometida públicamente por Ibarretxe y pactada en su día por PNV, EA y EB. «Ya hemos dicho que esa hoja de ruta, lejos de servir para alcanzar acuerdos, lo que hace es fragmentar y dividir a la sociedad vasca, y que, lejos de ser una solución, es un problema. Por lo tanto, será el PNV quien tenga que ir fijando con más claridad su posición en el futuro», añadió.

En la misma línea, Ares manifestó que «sobre tesis soberanistas y autodeterministas, la posibilidad de acuerdo es muy difí- cil porque, a nuestro juicio, ése es un camino equivocado. La sociedad vasca, desde luego, lo que quiere no es una acumulación de fuerzas nacionalistas, sino acuerdos entre diferentes», argumentó el portavoz de la dirección del PSE.

Sus declaraciones fueron coherentes con las del resto de dirigentes del PSOE. Para el secretario de Organización, José Blanco, en el acto del Aberri Eguna de la Plaza Nueva de Bilbo se escuchó un discurso «matizadamente distinto» a los anteriores. Como respuesta a las palabras de Urkullu, Blanco dijo que al igual que se ha he-cho con otras reformas estatutarias «es posible avanzar también en el autogobierno en el País Vasco», y hacerlo «sabiendo que tiene su singularidad y especificidad».

Como Ares, Blanco apostó por iniciar un «diálogo fluido» en un marco que no supere en ningún caso la Constitución. Y espera, en paralelo, que el PNV reflexione sobre «si la sociedad les acompaña en su hoja de ruta» o debe seguir virando, según recalcó en Televisión Española.

Rojo: «Consulta, imposible»

Igualmente dispuesto a emprender una negociación de reforma estatutaria se mostró el presidente del Senado y miembro de la Ejecutiva del PSE, Javier Rojo. Afirmó en Radio Nacional de España que es necesa- rio empezar a hablar «con normalidad y tranquilidad, entendiendo que Euskadi es muy plural, muy diversa y que tenemos el problema del terrorismo», y le pidió «mucho sentido común y gran inteligencia».

El dirigente alavés cambió radicalmente de tono al preguntársele por la consulta de Ibarretxe, pese a que ésta ni siquiera fue citada en el acto del PNV: «Lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible; no se ajusta a Derecho y no tiene encaje en nuestro ordenamiento jurídico», manifestó.

Otro tanto hizo el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que subrayó en la Cadena Ser que los dirigentes jeltzales «saben que hay cosas que no se pueden pedir. Si nos hablan de un referéndum que no está en la Constitución, saben que la respuesta va a ser no».

En cualquier caso, también él mostró plena «voluntad de diálogo» y espera que se logre un punto de entendimiento. Y no sólo en la cuestión de un aumento del autogobierno, sino incluso en la gobernabilidad en Madrid.

«No es la primera vez; en la pasada legislatura ya hemos tenido buenas relaciones con el PNV, y el PNV ya las tuvo con el PP y con el PSOE. No sería la primera vez que colabora con la gobernabilidad del Estado. No sería una noticia novedosa, pero sí sería una buena noticia para la estabilidad del Gobierno y la lucha antiterrorista», afirmó Rubalcaba, que por el momento no ha confirmado si seguirá en el Ejecutivo español.

Todo este puzzle de opiniones del PSOE se completó con Trinidad Jiménez, secretaria de Estado para Iberoamérica. La dirigente madrileña abogó en Pun- to Radio también por «ver qué tipo de ofertas se empiezan a hacer desde el PNV», aunque matizó que serán atendidas «siempre que estén dentro del marco constitucional» y que, en consecuencia, es imprescindible que la iniciativa de Ibarretxe «se deje de lado, aparcada».

«Parece que el presidente del PNV está dispuesto a hablar de otra serie de cosas», saludó Trinidad Jiménez, quien no obstan- te insistió en que el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, «no puede negociar mientras se mantenga algo que esté fuera de la Cons- titución».

La «visión» del PP

Quien no cambia un ápice su discurso pese a los movimientos del PNV y del PSOE es el PP, que volvió a ver en el discurso de la Plaza Nueva de Bilbo una apuesta por el soberanismo y por la consulta.

Pese a que Urkullu no citó tal cosa, el portavoz del PP en la CAV, Leopoldo Barreda, afirmó en Radio Nacional de España que el mandatario jeltzale «ofreció un acuerdo siempre que se incorpore el derecho de autodeterminación, es decir, siempre que se abra una vía para la independencia».

Según su diagnóstico, esta oferta del PNV tiene una clara lectura interna, relacionada con la necesidad jelkide de mejorar su situación tras los resultados del 9 de marzo. «Todos tenemos que saber entender que el PNV intenta obtener ventaja en este proceso de investidura del presidente Zapatero para suturar sus propias heridas, para disimular su división interna, como hizo también en las municipales», pidió Barreda al PSOE.

En paralelo a ello, el dirigente del PP reprochó al partido de Zapatero que tras los comicios forales y municipales del pasado año el PNV «obtuvo concesiones en Álava, en Getxo o en tantos lugares donde no había ganado las elecciones y no tenía mayoría para gobernar», con lo que le permitieron «disimular la derrota». Por ello, emplazó al PSOE a «tener claro ahora que esto es un ultimátum lanzado por el PNV y que, en realidad, el problema lo tienen en casa, donde tienen una fuerte división interna y una distancia creciente con la sociedad vasca».

EA vincula el viraje al resultado electoral

Eusko Alkartasuna dijo el domingo que no se sumará a un acuerdo «a la baja» con el Estado por boca del consejero Joseba Azkarraga, y ayer su portavoz, Mikel Irujo, añadió que estarán «vigilantes». Irujo vinculó además el viraje en el discurso del PNV al mal resultado electoral del 9-M.

«Los compromisos están para cumplirlos, y no pueden ser revisados por coyunturas políticas o por unas elecciones», dijo en alusión al sustento del tripartito a la iniciativa de Juan José Ibarretxe, ahora aparentemente aparcada por el PNV.

Denunció además la alusión a su partido hecha por Iñigo Urkullu y, en general, el carácter «ambiguo» de su intervención. «Por un lado se está indicando que no se van a admitir rebajas, pero por otro se empieza a insinuar que si se consiguen acuerdos que puedan ser beneficiosos para X o Y a lo mejor, a pesar de lo que digan EA, otros partidos o colectivos, seguirán adelante -recalcó-. Parece que quieren mantener la palabra dada por un lado, pero por otro están abriendo la puerta a diferentes posibilidades». GARA

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