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Urkullu saca el cepillo

Ramón SOLA

El concepto del «cepillado» está instalado en el léxico político desde que Alfonso Guerra anticipara que en Madrid ya se le daría el repaso pertinente al Estatut aprobado por el Parlamento catalán si al PSOE no le agradaba. La historia posterior es conocida. Como anunció Guerra, hubo cepillado, y de un modo especialmente vergonzante: sin luz ni taquígrafos, en un pacto secreto entre PSOE y CiU que dejó en agua de borrajas lo aprobado por la representación mayoritaria de los catalanes.

El domingo, en su discurso de Aberri Eguna, Iñigo Urkullu trató de elevar a titular del día la afirmación de que el PNV no aceptará «un pacto de rebajas, un acuerdo cepillado» con el PSOE. Paradójicamente, lo hizo en el mismo mitin en que el propio presidente jeltzale situó la clave del eventual acuerdo no en el derecho a decidir, sino en el autogobierno; o sea, transferencias, fusiones de cajas, trenes de alta velocidad... En el mismo mitin en que no se habló de la consulta comprometida por Ibarretxe. Y en el que no se citó para nada a Nafarroa.

Lógicamente, esa reforma no va a necesitar ningún cepillado del PSOE. El trabajo ya se lo ha hecho gratis el PNV antes de sentarse siquiera en la mesa de negociación. El primer escobazo ha sido, una vez más, para mandar a la papelera la incómoda cuestión pendiente de la territorialidad y la opción actualmente imposible de la independencia. El segundo, para difuminar el derecho a decidir, que a tenor de los últimos discursos jeltzales ya no es una demanda ineludible, sino algo que bastará con «formular» de algún modo. El tercero, para mandar al rincón la consulta, que ya se puede adivinar que será sustituida por una votación de refrendo de la reforma... o se suprimirá directamente.

Pero el cepillo de Urkullu ha ido más lejos. Para un pacto así con el PSOE no sólo necesita barrer conceptos políticos mayoritarios, sino también quitar de en medio a posibles adversarios. El PNV ya no sólo aspira a cepillarse a la izquierda abertzale, sino que por primera vez levanta la escoba también contra sus socios de EA -¿resistirá el envite jeltzale?- e incluso ELA -a quien no perdona su actitud en conflictos como el de Osakidetza-. Y, aunque sea mucho pensar, tras la afirmación de que se enfrentará «a quien sea» muchos se preguntan ya si Urkullu amenaza hasta con limpiarse a Ibarretxe o Egibar.

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