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El largo ciclo de negación y represión

Las declaraciones del ministro de Interior español, Alfredo Pérez Rubalcaba, en las que afirmaba que el Estado español se encuentra «ante un ciclo largo de violencia de ETA», coinciden con el análisis que GARA hace del informe de Etxerat en el que ese colectivo de familiares detalla el número de presos políticos vascos y las condiciones carcelarias que deben afrontar. Las cifras de dicho informe, correspondientes a finales del mes de febrero, no pueden calificarse sino de alarmantes, más aún cuando el análisis de la evolución de las mismas muestra unos parámetros no alcanzados desde finales de los 60 y una preocupante tendencia ascendente. Actualmente hay 739 presos políticos vascos, y cabe destacar que 142 de ellos han sido encarcelados en los últimos ocho meses. La larga situación de negación de derechos a la que se somete a este país redunda en el aumento imparable de presos vascos, con el alargamiento de las condenas y los impedimentos a la excarcelación cuando les corresponde.

La respuesta del franquismo a las exigencias de Euskal Herria fue la negación y la pura represión, pero quien desconozca esa época no necesita recurrir a la historiografía ni siquiera a quienes vivieron aquella represión en primera línea. Puede perfectamente hacerse una idea observando la realidad represiva del día a día de un estado que constantemente se ve en la necesidad de reivindicarse de Derecho. La dictadura mantenía sus cárceles llenas de presos que se opusieron a un régimen que negaba a Euskal Herria su propia existencia y la «derrota del terrorismo» era la explicación que ofrecía para justificar la represión. La misma explicación ofrece el actual Gobierno español para justificar la represión contra quienes reclaman la soberanía de este país. Curiosamente, la diferencia más notable entre la situación de entonces y la actual es el número de represaliados vascos en prisión, cuya media es bastante más elevada que en pleno franquismo.

Este país se encuentra en un ciclo largo, demasiado largo, de negación y represión por el que apuesta el ministro de Interior español, según lo declarado ayer, y como demuestran los hechos del gobierno del PSOE.

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