«No se pueden permitir verdades a medias»
Desde la organización de consumidores mantienen que los altos precios no pueden achacarse a las malas cosechas, a los agrocombustibles o a la creciente demanda asiática.
¿Qué hay detrás de la subida de precios?
El entramado de la distribución de productos de alimentación, sobre todo los frescos o perecederos, ha sufrido un cambio radical en los últimos 10 ó 15 años, como consecuencia del oligopolio que ejercen en este mercado las 5 ó 6 empresas principales, de todos conocidas. Del circuito clásico productor-cooperativa local-cooperativa provincial-asentadores a nivel estatal-asentador local-comercio, se ha pasado a que sean estas empresas las que marcan precio en origen y en destino suprimiendo todos los intermediarios. Y si bien esta fórmula debería haber supuesto una rebaja sustancial en el precio de venta y una mejora en el precio al productor, no ha sido así, y los beneficios quedan en manos de los mismos grupos empresariales, sometiendo al productor en origen a una presión que casi esclaviza su trabajo y refuerza su dependencia, y sin aportar beneficios al consumidor. Es evidente que el comercio independiente, ajeno a estas estructuras empresariales, sigue la ruta anterior y esa es la alternativa competitiva: comercio especializado, cercano, etc.
¿Qué medidas pueden tomarse?
Hay varias iniciativas en marcha que esperamos den sus frutos, y una de ellas es la creación de un observatorio de seguimiento de los precios en origen y destino, para que podamos visualizar la verdad de los costes y de los beneficios. La Administración debe de velar por que el mercado ofrezca claridad y equidad en las relaciones comerciales. Si bien no somos partidarios de la intervención estatal, sí creemos que en este asunto debería de vigilar los márgenes de los productos básicos que componen nuestra alimentación e informar de las desviaciones abusivas. No se puede ni se debe permitir que verdades a medias (malas cosechas, desvío de cereales a biocombustible, aumento de la demanda en Asia...) condicionen y avalen las subidas de precios, cuando la verdad, o parte de ella, está simplemente en la especulación de las multinacionales.