Crónica | De la dictadura a la democracia
Argentina, un país con más de 30.001 desaparecidos
Desde el 24 de marzo de 1976, hasta el día de hoy, en la República Argentina han desaparecido más de 30.001 hombres y mujeres por razones políticas, ideológicas y sociales.
Daniel E- BENADAVA Sicólogo (Alai-Amlatina)
En la pasada década de los 70, la República Argentina se hallaba sumergida en una situación de alarmante inflación, crisis sindical, violencia social y creciente sensación de ingobernabilidad.
Ante esta situación, el 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas Argentinas (FFAA) derrocaron a la presidenta del país, Isabel Martínez de Perón, e instau- raron un Gobierno militar que -según lo expuesto por la Junta- pretendía «restituir los valores esenciales que sirven de fundamento a la conducción inte- gral del Estado, enfatizando el sentido de moralidad, idoneidad y eficiencia, imprescindibles para reconstruir el contenido y la imagen de la nación, erradicar la subversión y promover el desarrollo económico basado en el equilibrio y participación responsable de los distintos sectores a fin de asegurar la posterior instauración de una democracia republicana, representativa y federal, adecuada a la realidad y exigencias de solución y progreso del pueblo argentino».
Para lograrlo, entre otras cuestiones, las FFAA reprimieron (...); disolvieron partidos y el Congreso; intervinieron los sindicatos, y defendieron, en palabras del periodista argentino Rodolfo Walsh -muerto en la dictadura-, «la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al pueblo y disgregan la nación».
El 10 de diciembre de 1983, con la llegada del primer presidente democrático, las FFAA abandonaron el poder y dejaron «tras de sí» la desaparición de 30.000 argentinos que lucharon y dieron su vida para que su país retornara a la democracia.
Una, en democracia
A mediados de setiembre de 2006, durante el Gobierno democrático de Néstor Kirchner, desapareció Julio López luego de haber declarado en el juicio que condenó a reclusión perpetua al ex director de Investigaciones de la Policía de la provincia de Buenos Aires, Miguel Osvaldo Etchecolatz, que fue hallado responsable de haber cometido -durante la última dictadura- numerosos crímenes de lesa humanidad, entre los que -por ejemplo- se puede mencionar la tortura de Julio López.
Muchos creen que quienes hicieron desaparecer a López buscaron intimidar y amedrentar a todos aquellos que, habiendo sobrevivido a las torturas que recibieron durante la última dictadura argentina, son hoy día testigos claves para declarar contra los integrantes de las FFAA que intervinieron directa, o indirectamente, en aquellos crímenes de lesa humanidad.
A día de hoy, la desaparición de Julio López constituye una «herida abierta» para la democracia argentina ya que no se han dado avances significativos en la investigación que procura esclarecer este macabro hecho.
«Desaparecidos sociales»
El 1 de marzo, la presidenta argentina, Cristina Kirchner, al inaugurar las sesiones ordinarias del Congreso planteó: «Desde 1900, cada tres años el país vivía una recesión, lo que hemos logrado hasta aquí es el mayor crecimiento de la Argentina en los últimos 100 años». Muchos sostienen que «omitió» mencionar que, en las últimas décadas, en Argentina ha crecido de forma alarmante la brecha que separa a quienes concentran la riqueza del país de aquellos que poco, o nada, tienen.
(...) Existen miles de personas que, al estar «desligadas» del tejido social de su país no parecen tener una posibilidad concreta de reinsertarse en la sociedad y llevar adelante una vida digna y humana. Todas estas personas (...) son «los desaparecidos sociales» de nuestros tiempos.
Mas allá de que Cristina Kirchner plantee que «la materia de derechos humanos es una de las políticas centrales de nuestro Gobierno», muchos consideran que mientras sigan estando en libertad aquellos integrantes de las FFAA que cometieron crímenes de lesa humanidad en los años 70, difícilmente podrá la población vivir en tranquilidad, o ser resuelta la desaparición de Julio López.
En efecto, tal y como lo expresó Nilda Eloy, integrante de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos de Argentina: «Menos de un 5% de los represores están en la cárcel. Mientras el otro 95% esté libre, nosotros estamos en peligro. No hablo de nosotros los testigos, hablo de nosotros como sociedad».