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La gran coalición austríaca entre socialdemócratas y democristianos agoniza

Pascua es una fiesta cristiana que llena a sus feligreses de esperanza por la resurrección de Jesucristo. Austria es un país cristiano con un muerto político al que espera resucitar: la gran coalición sufre una larga agonía después de que fuera condenada a muerte hace un mes.

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Ingo NIEBEL | VIENA

«¿Cómo es posible que en Austria no se aplique la ley antitabaco en los bares y restaurantes ni el almacenamiento de los datos de telecomunicación, decretados por la Unión Europea?», pregunta un asombrado alemán a un austríaco en Viena. «No es porque ignoremos lo que se decreta en Bruselas, sino por la bronca en el seno de la gran coalición que hace que todos los proyectos de envergadura estén paralizados», aclara el ciudadano de la república alpina.

No es la primera vez que el Partido Socialdemócrata de Austria (SPÖ) y el Partido Popular Austríaco (ÖVP) gobiernan juntos. Ya lo hicieron entre los años 1986 y 2000. Precisamente, el modelo austríaco de la Gran Coalición animó a sus respectivos partidos hermanos en Alemania a hacer lo mismo.

En las últimas elecciones generales del 1 de octubre de 2006, el SPÖ logró una mayoría relativa y optó por volver a gobernar con el ÖVP, que antes había dirigido el país primero con el ultraderechista Partido Liberalista de Austria (FPÖ) y luego con la escisión de éste, la Alianza Futuro Austria (BZÖ). En enero de 2007, el socialdemócrata Alfred Gusenbauer fue nombrado canciller y el conservador Wilhelm Molterer, vicecanciller y ministro de Finanzas.

Tan sólo un año después, a finales de febrero, la gran coalición entró en crisis. Desde entonces, su ruptura es sólo cuestión de tiempo, pero parece que ninguno de sus socios de la alianza se atreve a dar por roto el Ejecutivo conjunto.

El malestar entre ambos se agudizó cuando el SPÖ decidió crear una comisión parlamentaria para investigar varias irregularidades en el Ministerio de Interior dirigido por su socio en la legislatura anterior. El ÖVP es el único grupo parlamentario que se opone y que acusa a su socio de querer romper la coalición.

El origen del conflicto son las declaraciones del ex director de la Oficina Federal Criminal, Herwig Haidinger, ante el Parlamento sobre cómo durante la campaña electoral de 2006 la entonces ministro de Interior, Liese Prokop (ÖVP), le exigió ser informada de cada investigación policial en relación al SPÖ. Aquellas informaciones fueron filtradas a los medios poco después. Además, el jefe de Gabinete de Prokop, Philipp Ita, intervino para que el jefe de Policía hiciera desaparecer una denuncia contra él por haber conducido ebrio.

Sin embargo, las declaraciones de Haidinger que más revuelo causaron giraban en torno al «caso Kampusch», la niña secuestrada hace diez años que logró escapar en 2006 y cuyo secuestrador se suicidó. Poco después se descubrieron los errores policiales desde el inicio del secuestro, ya que un testigo describió al secuestrador, pero los agentes no siguieron la pista. Haidinger aclaró que en 2006 la ministro le ordenó no investigar aquellos errores «porque no se necesita ningún escándalo policial en la campaña electoral».

Gusenbauer agravó la crisis política anunciando que quería adelantar a 2009 la reducción fiscal prevista para 2010, escudándose en la alta inflación. El ÖVP se mostró sorprendido y rechazó la idea, pidiendo primero una reforma fiscal.

Ni el ÖPV ni el SPÖ quieren romper el bipartito ahora, ya que la ley electoral les obligaría a adelantar a junio los comicios, fecha en la que Austria acogerá la Eurocopa, a la que seguirán los Juegos Olímpicos de China. Además, al SPÖ le interesa mantener la agonía y la parálisis del Ejecutivo, ya que a principios de marzo perdió ocho puntos en los comicios regionales en Baja Austria, quedándose en segundo lugar detrás del ÖVP.

Pero parece que los estrategas del ÖVP piensan diferente. Hace unos días el semanario “Profil” publicó un documento secreto que revela un plan de los conservadores para celebrar elecciones el 1 de junio. Ralf Böckle, jefe de despacho de Molterer, denunció ante la Policía el robo de aquel documento. Mantuvo que le fue sustraído en la sala del Consejo de Ministros, en el Parlamento, y que sospecha que el autor del robo procede del ámbito del canciller Gusenbauer, según algunos medios. Con estas acusaciones parece poco probable que SPÖ y ÖVP puedan mantener su gran coalición.

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