Emplazan al PNV y Azkuna a no colocar la rojigualda en el Ayuntamiento de Bilbo
Electos abertzales en el Consistorio de Bilbo emplazaron ayer al PNV a que no cometa «la irresponsabilidad y el grave error» de colocar de forma permanente la rojigualda, una enseña que «simboliza la negación, el sufrimiento, la imposición de los vencedores de la guerra».
Agustín GOIKOETXEA |
Hombres y mujeres que han defendido las ideas independentistas y de izquierda en el Consistorio bilbaino en las tres últi- mas décadas subrayaron ayer que no hay excusa para justificar la colocación de la bandera rojigualda en cumplimiento de una sentencia del TSJPV, como están haciendo los representantes jeltzales en la institución local. Consideran que representa a quienes se impusieron por la fuerza de las armas y ocuparon la villa en 1937.
Para estos antiguos corporativos y electos de la izquierda abertzale, el PNV, en la persona del alcalde Iñaki Azkuna, acata esta resolución judicial como un paso más en su decisión de apostar por «la negación de la existencia de Euskal Herria» y el derecho de la ciudadanía vasca a decidir, retrotrayéndose a los peores años del franquismo.
Los representantes abertzales, en cuya representación hablaron Tasio Erkizia y Lander Etxebarria, criticaron que la postura del Gobierno de Iñaki Azkuna al requerimiento de la Justicia española ha sido de «mera oposición formal». Tras ella, el alcalde instalará el lunes, de forma permanente, la enseña española, a la que Etxebarria definió como «un símbolo de un Estado que quiere subyugar a Euskal Herria y subrayar su dominación, y un capítulo más de la estrategia judicial que viene desarrollándose desde el Estado para criminalizar el independentismo».
Aunque ha sido Azkuna «con total chulería», junto al teniente alcalde jeltzale Ibon Areso, quienes han defendido la colocación de la rojigualda, aclararon que «detrás de ella está un PNV no ya claudicante, sino que con su actitud deja vía libre a la criminalización de la izquierda abertzale y a la negación de los derechos de este pueblo a través de un pacto que va a firmar, sino que parece que pretende ponerse a la cabeza de la gestión de esa estrategia».
Para justificar esta acusación, recordaron que el partido que preside Iñigo Urkullu «sabe movilizar y oponerse algo más que formalmente a una decisión», recordando las campañas impulsadas a raíz de las causas abiertas en el TSJPV contra Juan María Atutxa y el lehendakari Juan José Ibarretxe.
Conscientes de que el PNV está inmerso en los previos a un pacto con el PSOE para alcanzar «una mera reforma estatutaria», en la que -puntualizaron- «se siga negando la existencia y los derechos del pueblo vasco», advirtieron de «la inutilidad de la apuesta del Estado por la imposición a través de símbolos porque no por ello este pueblo va a dejar de hacer su camino».
Instaron a la dirección jeltzale para que no continúe por «vías y estrategias que no solucionan el conflicto, en las vías de negación del pueblo vasco». Además, solicitaron a militantes jelkides y sus «simpatizantes abertzales» que «levanten la voz contra este atropello» y animaron a movilizarse mañana a las 19.00 en una kalejira que partirá de la Plaza del Arriaga y en la manifestación convocada para el lunes (19.30) por agentes sociales.
Tasio Erkizia y Lander Etxebarria incidieron en que Iñaki Azkuna, justificando su decisión en una sentencia del TSJPV, va a romper con la postura mantenida por los cinco alcaldes jeltzales que le han antecedido de no colocar permanentemente la bandera española en la balconada de la casa consistorial bilbaina.
Citaron, por ejemplo, la «actitud honesta» del ya fallecido José Luis Robles, que en 1984 y 1985, bajo el Gobierno del PSOE, ante la «imposición» del gobernador civil Julián San Cristóbal de instalar la rojiblanca en el edificio del Ayuntamiento durante Aste Nagusia, se trasladó a las dependencias de Garellano para no compartir espacio con ella.
Una kalejira partirá mañana, a las 19.00, desde la Plaza del Arriaga hasta el Ayuntamiento de Bilbo, para mostrar su frontal oposición a la imposición de la bandera rojigualda a los vecinos de la villa.