Después de la rectificación del EBB
El PSOE exige al PNV que pase de las palabras a los hechos
Ganado el primer asalto de colocar a José Bono en la presidencia del Congreso sin que nadie rechiste y el segundo de hacer rectificar al PNV su posición inicial sobre las mociones de censura contra ANV, el PSOE insiste en marcar el camino de los jeltzales y les exige ahora la concreción de sus dichos en hechos en Arrasate y que desistan de la «hoja de ruta» de Ibarretxe.
Iñaki IRIONDO | GASTEIZ
El intento del PNV de presentar su nueva posición sobre las mociones de censura contra ANV como una reacción a «la macabra novedad del último comunicado de ETA» no ha colado, y el resto de partidos y todos los medios de comunicación han entendido la rueda de prensa de Iñigo Urkullu del miércoles como una rectificación en toda regla de la decisión comunicada la víspera por Joseba Egibar. Rectificación que, en opinión de la mayoría, se produjo debido a las presiones tanto públicas como privadas a las que el EBB fue sometido por dirigentes del PSOE e incluso por algunos altos cargos jeltzales.
Y, visto lo eficaz que resulta, tanto el presidente del Gobierno español en funciones, José Luis Rodríguez Zapatero, como el secretario general del PSE, Patxi López, han decidido continuar presionando al PNV para que siga la línea trazada por los deseos del PSOE. Ambos coincidieron ayer en valorar el comunicado del EBB leído por Urkullu como «un primer paso positivo», pero ambos coincidieron también en exigir la expulsión de ANV de la alcaldía de Arrasate y su sustitución por el candidato del PSE.
La actitud que el PSOE está adoptando hacia el PNV no puede desligarse de los resultados de las elecciones del pasado 9 de marzo. El propio Patxi López se encargó ayer de recordar que cuentan con el apoyo de «una nueva mayoría de ciudadanos y ciudadanas vascas, casi 430.000 hombres y mujeres de Euskadi», y componen «el principal grupo vasco en las Cortes Generales, con 9 diputados y 9 senadores elegidos en las pasadas elecciones, y eso se va a notar y mucho a partir de ahora».
Desde Lehendakaritza y desde los sectores de la dirección del PNV más comprometidos con los planes de Ibarretxe se había confiado en las necesidades de apoyos que pudiera tener José Luis Rodríguez Zapatero en la investidura para forzar a éste a una negociación de la «hoja de ruta» planteada por el Gobierno de Lakua.
Sin embargo, los resultados de las elecciones han hecho que el PSOE pueda situarse en una posición de fuerza porque no necesita, en principio, ni del apoyo del PNV ni del de CiU, y ha decidido ser él quien marque los tiempos y el calado de los acuerdos. Y así, ha hecho tragar a ambos partidos que José Bono sea el presidente del Congreso de los Diputados, cuando hay que recordar que el pasado 13 de febrero Galeuscat proponía que fuera un nacionalista vasco, catalán o gallego quien ocupara ese puesto.
Primero, la moción de censura
Para hoy está prevista una reunión entre el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, y el secretario general del grupo parlamentario, Ramón Jáuregui, con el portavoz del PNV en el Congreso, Josu Erkoreka, para hablar de la sesión de investidura. El propio Zapatero dejó claro ayer que no tiene inconveniente alguno en ser elegido en una segunda votación con el apoyo exclusivo de los 169 diputados de su partido. Por lo tanto, queda descartada cualquier negociación apresurada para tratar de lograr el voto de los 6 representantes del PNV. El PSOE ya les dio un puesto en la Mesa del Congreso y grupo propio en el Senado y no se siente obligado a hacer ninguna otra concesión.
De hecho, si ya en los contactos con el resto de grupos los portavoces del PSOE están dejando constancia de que no están negociando apoyos a la investidura de Zapatero, sino informando de las líneas generales de su programa, en el caso del PNV la posibilidad de cualquier acuerdo inmediato se aleja por cuanto Patxi López seguía poniendo ayer la materialización de la moción de censura en Arrasate como «exigencia permanente de los socialistas vascos para todo lo demás».
Zapatero pide más pasos
La rectificación del PNV hecha pública por Iñigo Urkullu de la decisión adoptada por el GBB en contra de la presentación de mociones de censura contra ANV fue calificada por Rodríguez Zapatero como «un paso positivo», pero advirtió a los jeltzales que «no es el último que se tiene que producir».
En una rueda de prensa ofrecida en Bucarest, donde se encuentra en una reunión de la OTAN, Zapatero afirmó que «desde mi punto de vista lo que se tiene que producir es un cambio en la alcaldía en Mondragón, un cambio democrático, un cambio ético para cualquier ciudadano demócrata y de buena fe». Y «eso se tiene que producir», apostilló.
En términos casi calcados se pronunció también el secretario general del PSE, Patxi López, quien señaló que el PNV, con el comunicado leído por Urkullu, «parece que ha dado un primer paso hacia la rectificación de una decisión que era profundamente equivocada. Pero la rectificación real sólo se confirmará el día que se formalice la moción de censura en Arrasate-Mondragón y la indigna alcaldesa de ese municipio abandone sus actuales responsabilidades».
Abundando en la misma idea, López manifestó que «por tanto, si de verdad hay rectificación, y quiero decirles que confiamos en ello, esperamos que la moción de censura en ese municipio se formalice lo antes posible, ya que, para los socialistas, todos los pasos previos que exige, está claro, que ANV no los cumple, como ayer mismo (por el miércoles) se encargaron de recordarnos». A lo que añadió que «apoyaremos cualquier actuación encaminada a desalojar de sus responsabilidades públicas a quienes no respetan los derechos humanos más básicos y, en primer lugar, el derecho a la vida de todas las persona».
Explicó que, «para los socialistas vascos, la actitud inicial del PNV en este asunto era incomprensible en un partido de su trayectoria democrática y de su historia centenaria de lucha contra el fascismo y de defensa de las libertades». Y reiteró que «nos alegraremos cuando esta rectificación se concrete el día que la alcaldesa de Mondragón abandone su puesto».
También la portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, opinó que las palabras de Urkullu iban en la buena dirección pero exigió «hechos».
López: «Azkarate, a casa»
Durante su alocución, Patxi López hizo una defensa de «la unidad de los demócratas» frente a ETA, porque «nuestra fortaleza es su debilidad». Además, defendió el uso de todas las armas del Estado de Derecho y recalcó que «en democracia no caben medias tintas: o se está con los demócratas en defensa de la vida y de la libertad, o se está con los asesinos y con quienes amparan y justifican la violencia terrorista y, por tanto, no caben en nuestras instituciones y no tienen ninguna legitimidad para hacer política».
«Y si la portavoz del Gobierno vasco, que el martes hizo unas declaraciones lamentables que se descalifican por sí mismas, es incapaz de comprender esto; si es incapaz de comprender que en democracia no hay sitio para quienes se han convertido en marionetas de una banda terrorista, lo que tendría que hacer es irse a su casa», declaró Patxi López con contundencia.
No al diálogo entre presidentes
En su intervención, el secretario general del PSE mostró la disposición de su partido a alcanzar acuerdos con el PNV, pero «cuando decida si quiere hacer un país entre todos y para todos; o si, por el contrario, quiere avanzar por el camino del frentismo y la acumulación de fuerzas nacionalistas».
En todo caso, Patxi López hizo valer los resultados electorales del PSE, para asegurar que «cualquier acuerdo en relación con el futuro de Euskadi tendrá que contar con la participación y el visto bueno de los socialistas vascos».
En cuanto a los planes del lehendakari, apuntó el principio de que «las cuestiones referidas al futuro de nuestro autogobierno ni pueden resolverse ni se van a resolver con negociaciones entre gobiernos, como plantea la `hoja de ruta' de Ibarretxe, sino en conversaciones y diálogo entre las fuerzas políticas representativas de Euskadi».
Destacó que desde el PSE «hemos defendido siempre y volvemos a repetir ahora que el diálogo pendiente y necesario es el diálogo entre los partidos vascos, no entre gobiernos o entre presidentes, que tiene su importancia, pero que evidencia la falta del paso previo indispensable de buscar el acuerdo entre los que representamos a la sociedad vasca».
El Pleno de Arrasate no aprobó la moción de condena al comunicado de ETA presentada por el PP. Votaron a favor los ediles de PP, PNV, EA y EB-Zutik, que sumaron 7, y en contra los 7 de ANV. El de Aralar se abstuvo. Faltaron los 4 del PSE, 1 de PNV y 1 de EB-Zutik. Durante la votación se escucharon gritos de apoyo a ANV y en contra del PNV.
La edil del PP pidió que el pleno comenzara con un minuto de silencio por Isaías Carrasco, lo que fue aceptado por unanimidad. Vecinos de la localidad desplegaron carteles con el lema «Guk independentzia» y otros contra las ilegalizaciones, torturas y detenciones.
Desde la izquierda abertzale, reconocidos militantes como Tasio Erkizia y Lander Etxeberria y el secretario general de LAB, Rafa Díez, coincidieron ayer en criticar los bruscos movimientos que viene protagonizando el PNV en las últimas fechas.
En una rueda de prensa ofrecida en Bilbo, Tasio Erkizia y Lander Etxeberria señalaron que el PNV pretende alcanzar un acuerdo con el PSOE para lograr «una mera reforma estatutaria» y aseguraron que los vaivenes que los jeltzales han dado en lo referente al Ayuntamiento de Arrasate son «un paso más en la escenificación de ese pacto». Ambos emplazaron al PNV a que «no haga una lectura falsa» de los resultados electorales y «descarte pactos y fórmulas que ahonden en la negación de la existencia de Euskal Herria o que perpetúen la negación de derechos» porque sólo conducen a «alargar el conflicto».
Erkizia y Etxeberria criticaron que, en lo referente a Arrasate, nada más «amenazar el PSOE, dicen deprisa que sí, que es posible presentar esa moción de censura y ampliar ese acuerdo a otras instituciones». «Descalifican a Egibar, pero Egibar acepta esta descalificación y todos aparecen completamente inmersos en la línea del Estado español», insistieron.
Por su parte, el secretario general de LAB aseguró en Donostia que la dirección del PNV, tras «un resultado electoral que parece no han terminado de digerir adecuadamente», ha dado «un volantazo político» que pretende acabar definitivamente con «los vestigios del `lizarrismo', con todo lo que eso supone: Plan Ibarretxe, consultas y hojas de ruta», en una «apuesta por convertir al PNV en un partido de Estado». Rafa Díez considera que es evidente que «los acuerdos en Madrid, las diferentes reflexiones realizadas en el Aberri Eguna o el contexto postelectoral testifican que el PNV quiere terminar de cuajo con esa especie de cohabitación de líneas políticas que se está dando en su seno en los últimos tiempos».