El futuro Parque Cultural de la Minería dispondrá de 3.700 m2 de exposición
La Fundación Museo de la Minería del País Vasco presentó ayer el proyecto del futuro museo que, con sus 3.700 m2 de exposición, pasará a denominarse Parque Cultural de la Minería una vez finalizado. Un complejo que contará la historia de la minería a través de numerosos objetos y piezas conservados por la Fundación, entre los que destaca un centenar de piezas de gran tamaño. La primera fase de ejecución, que durará siete meses, ya ha comenzado.
Marta MORALES | ABANTO
El futuro Parque Cultural de la Minería del País Vasco está más cerca de ser una realidad. El proyecto se presentó ayer mismo, aunque las obras para construir el edificio comenzaron la pasada semana. Un total de 3.700 m2 de exposición, sin incluir la zona de ocio adyacente, que constará de varias fases de ejecución y necesitará de una inversión de 6.981.613 euros.
El futuro complejo estará asentado en el borde mismo de la corta (nombre con el que se denomina a los agujeros de las explotaciones a cielo abierto) correspondiente a la mina Concha II, ubicada en Gallarta. De hecho, todo el proyecto está volcado sobre la corta a través de unos amplios ventanales y de una explanada que sobresale sobre la mina.
Asimismo, el futuro museo -que adoptará su nombre definitivo cuando finalicen las obras- contará con una zona denominada Jolastoki dedicada a actividades lúdicas relacionadas con la minería, como exhibiciones de barrenadores, quienes, con una vara de metal, realizaban agujeros en la piedra para introducir en ellos la dinamita.
El nuevo complejo enlazará con el antiguo matadero, sede del actual Museo de la Minería, y dispondrá de una amplia colección de objetos que la Fundación Museo de la Minería viene guardando desde hace años. Entre ellos, destaca el centenar de piezas de gran tamaño que reflejan tanto el proceso estractivo como las distintas épocas de la minería en la comarca de Meatzaldea. Su gran volumen, sin embargo, ha obligado a trasladarlas al exterior.
Para facilitar el acceso a las mismas, se ha diseñado una rampa en zigzag a la que se accede tras disfrutar de una proyección que desgranará los aspectos básicos de la historia de la minería. «Un museo es un elemento de comunicación y queríamos que los visitantes llegarán a las piezas con unas ideas básicas sobre el tema», explicó ayer el museógrafo Iñaki Izarzugaza, que presentó el proyecto junto al arquitecto Agustín de la Brena.
Memoria histórica
La presentación del proyecto estuvo seguida por las intervenciones de representantes institucionales que han apoyado esta iniciativa de la Fundación Museo de la Minería del País Vasco, entre los que se encontraban el consejero de Vivienda del Ejecutivo de Lakua, Javier Madrazo; el subdirector del Ministerio español de Cultura, Miguel Angel González; y la diputada de Innovación y Promoción Económica, Izaskun Artetxe, entre otros.
Todos ellos coincidieron en señalar la importante labor llevada a cabo por los miembros de la Fundación al salvaguardar este patrimonio histórico de la minería y remarcaron el valor cultural del futuro Parque Cultural, así como su atractivo turístico. «Va a ser un referente básico en la recuperación de la memoria histórica», afirmó Madrazo.
El presidente de la Fundación Museo de la Minería del País Vasco, Carmelo Uriarte, vivió con especial intensidad el momento en que cuatro mineros ya jubilados, compañeros suyos, colocaban la primera piedra del futuro Parque Cultural de la Minería, ayer, en Gallarta. «Veíamos este momento tan lejano... Sencillamente, estoy desbordado y emocionado», confiesa. Los recuerdos se entremezclan y muchos no pueden contener las lágrimas. «Nuestras vivencias no tienen más que agonías y muchas calamidades. Trabajando 15 horas diarias, muertos de hambre y de frío, llegabas a casa y no tenías ni agua... una vida muy dura», recuerda. Este futuro museo quiere ser su legado «para las generaciones venideras».
El futuro Parque Cultural de la Minería, impulsado por jubilados y jubiladas que trabajaron en la mina, no ha dejado de lado la cuestión humana. El proyecto incluye la recogida de testimonios orales que, a través de una audio-guía, reflejarán la vida y la realidad social de los trabajadores. «Una máquina tiene mucha vida alrededor, no es sólo técnica», aseguró el museógrafo Iñaki Izarzugaza.
«Junto al Molino de Pólvora, por ejemplo, podremos escuchar a una señora contar cómo hacía cartuchos de dinamita en los años 20, y que era venenosa y enfermó, o cómo se revelaron y les reprimieron en la Guerra Civil», explicó.M.M.