Ir al Pionir con miedo debe de ser parecido a intentar construir un iglú en el desierto y, como lejos de ponerse buzo de la fundición, el Baskonia se plantó en Belgrado con esmoquin, terminó fundiéndose en el llamado infierno serbio. Pero contrariamente a lo que se había especulado, el calor que derritió a los gasteiztarras no se generó en la grada, que también puso su par de grados, sino que se creó en la pintura de la sala belgradense, en la que Pekovic no encontró rival y por donde se fraguó la clara superioridad del equipo de los sepultureros. Así, al margen de los nueve rebotes más que capturaron, entre Pekovic y Velickovic sumaron 37 puntos, mientras Splitter(3), Singleton(2) y McDonald (4) apenas aportaron nueve.

Incapaces de encontrar alternativas fuera a esa inferioridad interior, una defensa zonal bastante bien interpretada mantuvo vivo al equipo de Spahija pero éste adoleció de una inquietante falta de consistencia que le llevó a vagar por el Pionir. Lejos de ser el equipo fajador del martes en Zurbano, los gasteiztarras se dejaron llevar y regresaron con una de las derrotas más sonrojantes del año.

Tras un inicio igualado, 9-9, el Partizan se distanció en el marcador. Mientras el Baskonia mantuvo los nefastos porcentajes de Zurbano, los de los serbios mejoraron mucho. Pekovic fue el artífice del buen juego local, no sólo anotando desde dentro, sino atrayendo mucho a la defensa baskonista, lo que aprovecharon los exteriores para escaparse con tres triples prácticamente consecutivos.

Sin puntos de sus interiores, el equipo de Spahija se refugió en una zona con Singleton de intimidador que, además de frenar el ataque serbio, le permitió cerrar su rebote, una de sus lacras en el primer parcial. En ataque, las penetraciones de Vidal y el acierto de Jasaitis le sirvieron para dejar una desventaja que llegó a ser de trece en cinco puntos (36-31) al descanso.

Con la mejora de los porcentajes en el tiro exterior, jugando a tirones, el Baskonia logró acercarse en el marcador a dos y un punto, pero desde la tercera personal de Singleton, perdió fortaleza defensiva en la pintura, en la que Pekovic seguía haciendo mucho daño. La lucha por el rebote volvió a desnivelarse claramente hacia el cuadro local y el Partizan se metió 54-48 al último cuarto.

El no haber podido igualar el marcador minó la moral del conjunto de Spahija, al que no le quedaron arrestos para seguir oponiendo resistencia ante un equipo que terminó gustándose en el que era su último partido de Euroliga en el Pionir. El juego ofensivo baskonista careció de toda fluidez y volvió a abusarse del juego individual, con un sonrojante 12-2 en los primeros seis minutos del último cuarto, conseguidos por McDonald desde la línea del tiro libre.

Sabiendo que le queda el as de Zurbano, el Baskonia se dejó llevar confiando todo en exceso a su fortaleza en casa. Una canasta de Zoran Planinic y otro triple del base croata sin defensa casi sobre la bocina fue todo el balance ofensivo de un equipo sin personalidad, que dio motivos de creer en sus opciones a un Partizan que tuvo que regresar de los vestuarios para recibir el agasajo de los suyos.