«La desaparición de las cuotas sólo beneficia a la gran industria»
A Kormenzana no le ha sorprendido la decisión de la UE de aumentar las cuotas lecheras. Sostiene que ya se veía venir una liberalización del sector en la que pierden productores y consumidores y ganan las grandes industrias, que se hacen con todo, producción, distribución y venta.
La UE acaba de dar vía libre a un aumento lineal del 2% de las cuotas lecheras desde este mes. La Coordinadora de Agricultores y Ganaderos COAG ya ha anunciado que la medida abre la puerta «a una inquietante liberalización del sector lácteo comunitario». Los pequeños productores vascos también ven peligrar sus explotaciones, auguran falta de rentabilidad y no dudan en que los precios bajarán para ellos, pero no para los consumidores. El presidente de EHNE de Bizkaia, Mikel Kormenzana, analiza qué futuro depara esta decisión.
¿Qué significa este paso hacia la desaparición de las cuotas lecheras?
Que los estados y la Unión Europea, cumpliendo los acuerdos de la OMC y de la liberalización del comercio, están preparando el sector -eso es lo que dicen ellos- para que en 2015 desaparezcan las cuotas, se liberalice la producción y, por lo tanto, haya un reajuste en los precios. A largo plazo, va a suponer que muchos productores sigan desapareciendo y que se ahonde en la concentración del sector en grandes agroindustrias y distribuidoras. Ya ha sucedido con los cereales; el cereal está en pocas manos y hay movimientos especulativos que mueven los precios al alza.
Dice la comisaria de Agricultura, Mariann Fischer Boel, que de esta manera se conseguirá aumentar la oferta y que bajen los precios. ¿Va a ser así?
Lo dudo. Creo que la comisaria sabe que en los últimos años se han producido abandonos de la producción porque estábamos sometidos a unos precios ridículos. Esto, por mucho que se supriman las cuotas, no se va a superar en una campaña. No se producirá una subida rápida de la producción, porque hasta que una vaca produce leche tienen que pasar entre dos y tres años. Habrá una disminución de los precios que se pagan en origen a los productores, porque las grandes distribuidoras van a decir -como nos dicen siempre- que sobra leche.
El paso que han dado las agroindustrias no es para bajar el precio al consumidor, sino al productor, para seguir concentrando el sector y, una vez que haya desaparecido la mayor parte de los productores, que es lo que va a provocar esta medida, tener el mercado en sus manos para seguir bajando el precio que se paga en la producción y subiendo el que abona el consumidor. Hay que tener en cuenta que la cadena de producción, de transformación y de comercialización se está quedando en manos de los mismos. Ya existen grandes cadenas que tienen grandísimas explotaciones para la producción de leche, centrales para la transformación y supermercados para comercializarla. Vamos a eso, a que la cadena quede en manos de unos pocos. Es el modelo que impera en Estados Unidos, en el que las grandes cadenas de distribución de hamburguesas controlan desde la producción de carne, hasta los mataderos, la transformación en hamburguesas y la venta.
Caminamos hacía ese modelo con la liberalización y cuando el mercado está controlado por unos pocos, cuando hay poca oferta, se llama oligopolio e incluso monopolio. Si a eso le unimos que se están dando continuamente acuerdos entre las grandes industrias, entonces estaríamos hablando de prácticamente monopolio.
¿Y eso de que los ganaderos deben acostumbrarse a que las cuotas desaparezcan?
Beneficia a la gran industria. Cuando se plantearon las cuotas de producción en Europa garantizaban una producción acorde al consumo, que no se diera una falta de producto, y precios dignos para el consumidor y para el productor. ¿Qué pasa? Si aumentan las cuotas y aumenta la producción, lo que se va a producir en un primer momento es un descenso del precio que se paga al productor, con lo cual la primera parte de la cadena va a seguir debilitándose. En Euskal Herria, en 25 años, hemos pasado de contar con más de 12.000 explotaciones a tener menos de 900. Este proceso se va a seguir intensificando, las explotaciones van a ser cada vez menos y cada vez más grandes, más concentradas y más industrializadas, con lo que se dará lugar a más problemas medioambientales, habrá menos empleos y más problemas sociales. Van a estar controladas por cada vez menos empresas, porque las centrales lecheras están fusionándose y alcanzando acuerdos; la venta quedará en manos de cada vez menos empresas, porque las distribuidoras también están en un proceso de concentración que, de momento, no tiene límite. ¿Alguien cree que habiendo pocos vendedores de verdad van a bajar los precios para beneficio del consumidor? Yo no lo creo.
Argumentan que hay falta de existencias
La Unión Europea está justificando una liberalización para solucionar los problemas que provoca su propia liberalización. Lo que ha hecho es ir aumentando progresivamente las cuotas y ejercer una política que llamaban competitiva, de precios muy bajos, que ha desmantelado el sector, y ahora la solución, en vez de volver al sistema de cuotas, es quitarlo definitivamente para que haya más producción. Es para justificar una huída hacia adelante.
¿Qué opina de esas buenas perspectivas de las que habla Bruselas para derivados como el queso?
Es posible que lo sean. Pero ¿quién es el que está haciendo el queso? En Hego Euskal Herria tenemos los efectos claros de la política que se ha aplicado a la producción de leche. En Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa no hay ninguna denominación de origen y muy pocos productores de queso de vaca. En Cantabria hay más de 350 tipos de queso de vaca. ¿Qué pasa? Que ha habido una política de los departamentos de Agricultura de Navarra y País Vasco dirigida a hacer una gran industria de la leche que es Iparlat. Toda la política se ha dirigido a ese fin. En inversiones, en impedir que cualquier persona que fuese a hacer queso de vaca pudiese montar una quesería porque no podía acceder a ayudas o incluso a la formación. Una de las consignas de Mendikoi era no ofrecer ningún curso si era para producir leche de vaca, para leche de oveja, los que quisieses.
Es una política consciente para crear un gran mamotreto que, durante años, lo que ha hecho es destruir el sector. Eso no ha ocurrido en Cantabria y con la leche de oveja tenemos el ejemplo aquí. Ha pasado lo contrario, se ha apoyado para que el pequeño productor transformase e hiciese un producto de calidad y ahí tenemos un montón de queserías con una viabilidad muy buena, con gente joven que sigue con las explotaciones y que tiene un futuro y una rentabilidad. Es un ejemplo de otro tipo de política agraria a la puesta en marcha por nuestras instituciones.
¿Qué va a suponer a medio plazo en Euskal Herria?
Llevamos más de veinte años diciendo que las políticas agrarias tenían que estar ligadas a la producción pequeña, a la calidad, a la transformación del producto en la propia explotación y nunca se ha hecho. Desde EHNE queremos que no se produzca una mayor reducción de este sector, porque desaparecería. Esperamos que las instituciones se empiecen a dar cuenta y tomen una vía diferente, pero las normas sanitarias que están aplicando ya nos dicen que no van por ese camino. Ahí están los decretos para prohibir la venta directa de leche, cada vez ejercen una mayor presión sanitaria... Las perspectivas ante una liberalización completa de las cuotas es que no sólo se liberalicen las cuotas sino el mercado global de la leche, con lo que tendremos leche de Nueva Zelanda, de Estados Unidos, con hormonas... El futuro del sector en Euskal Herria y en Europa no es nada halagüeño.
¿Cuáles son las necesidades del sector lácteo?
La salida está en centrarse en los mercados locales, porque tenemos un gran mercado, pero lo tenemos abandonado; centrarse en políticas de calidad, en que se ponga en marcha una política de desintensificación para volver a no producir tanto, sino con mayor calidad y ligado a una transformación, que no tiene por qué ser en una sola explotación, sino de forma conjunta.
¿Qué pasos de las instituciones vascas saludaría EHNE ?
Por ejemplo, una política para promocionar los intercambios entre los propios agricultores y ganaderos del país, concretamente medidas para la producción de forrajes y proteínas en Euskal Herria, para conseguir un mercado local de protagnosas y de forrajes y no ser tan dependientes del exterior. Saludaríamos ayudas específicas para que la gente pueda comenzar un proceso de desintensificación, que supone dimensionar más las explotaciones en cuanto a tierras, para conseguir ese alimento de la propia explotación y no que nos empujen a seguir aumentando el número de ganado y con ello los problemas medioambientales como los creados por purines y estiercoles, para los que se necesitan sistemas de gestión lógicos.
Nerea GOTI
Alguien que quisiera abrir una explotación para la producción de leche ¿con qué problemas se encontraría?
El primer problema es que tenemos un decreto que nos tiene colgados de un hilo, porque prohíbe vender leche cruda. Los veterinarios del Departamento de Sanidad están haciendo una política de acoso y derribo a bares, comedores escolares y residencias de ancianos que consumen leche de productores locales. Que dejen de amenazar con expedientes sancionadores por comprar esa leche. Que entiendan que siempre es mejor consumir esa leche que otra con pocas garantías, y que dirijan la política agroalimentaria a garantizar que puedas hacer tú la transformación. En los años 80 hubo un intento de prohibir toda la venta de leche cruda. En el Páis Vasco se consiguió una autorización sanitaria para vender en la comarca, con las normas higiénico-sanitarias adecuadas, obviamente. No nos consta que nadie haya tenido una gastroenteritis por consumir esa leche y sí por consumir la otra.
Luego, es casi imposible
Primero se necesita una cuota específica y probablemente hoy a un joven que quiera producir y vender leche por las calles igual ni siquiera le adjudican esa cuota. Si nuestra administración intenta que esa venta y esa transformación sea imposible, mejor pones 200 vacas, vendes muchísima leche a Iparlat ganas cuatro veces menos y trabajas diez veces más, pero mantienes la estructura.
Sin embargo, hay todavía ganaderos que se dedican a la venta directa de leche
Hay casos en Bizkaia que con pocas vacas haciendo venta directa sacan dos sueldos y hay casos en que con 150 vacas no sacan uno prácticamente. Uno trabaja con precios competitivos y el otro con precios tirados por el suelo, con inversiones, dolores de cabeza... Lo que pasa es que eso es lo moderno y lo bueno. Desde EHNE apoyamos la venta con cantina, aun siendo alegal, que no ilegal, porque es una salida muy digna y rentable con todos los requisitos sanitarios. Somos los primeros en exigir que las normas sanitarias se centren en el control del producto, no en los requisitos técnicos. ¿Es garantía para el consumidor que tengas un macrotanque y un macropasturizador que igual no lo limpias en un mes o que te controlen el producto que vendes? Las instituciones apuestan por muchos aparatos y exigencias técnicas que no garantizan la salubridad del producto.
Nerea GOTI