Raimundo Fitero
Guerrillas
Todo, menos el queso curado, es relativo. Así que asomados al mundo televisivo vemos como una pequeña aldea gallega se ha convertido en un campo experimental para la ya famosa, pero desatendida, realidad inminente: la Televisión Digital Terrestre, que es algo que usaremos irremediablemente todos aquellos que queramos ver en nuestro salón de estar alguna cadena local, regional, nacional, estatal, europea, global o universal. Dicho de otro modo el apagón analógico está cercano y hay que ir renovando el parque de receptores, o sea, de televisores, y todos deben tener o poder adaptarse a la TDT, y si es posible presupuestariamente con Alta Definición (HD) que es la nueva etapa de revolución tecnológica y calidad de imagen en la que entraremos inmediatamente.
Mientras tanto, asistimos a una guerra de guerrillas entre cadenas que tiene mucha enjundia y que, aparentemente, tiene al fútbol como arma predilecta, como infantería, de momento analógica y en abierto, pero que sus ramificaciones llegará a muchos otros deportes y también a la series y los programas de entretenimiento. El pasado sábado se retransmitió en abierto el partido de las diez de la noche por dos cadenas a la vez. La Sexta, que es la que normalmente lo hace, y Tele 5, que es la que acaba de entrar a formar pareja estratégica con Prisa para quitarle la hegemonía del fútbol sabatino en abierto a la cadena que, y aquí viene uno de los flancos a tener en cuenta, retransmitirá las carreras de fórmula 1, ya que ha obtenido los derechos de las mismas.
Recuérdese que en campaña electoral Felipe González se refirió a esta guerra como «de fuego amigo», es decir, en teoría La Sexta y Prisa tienen la misma orientación partidista, aunque dependiendo de diferentes familias. Los detalles ideológicos (si los hubiere) son matices alambicados, sofisticados, pero los asuntos económicos movilizan al instante. Y ahí está la cuestión, la alianza entre cadenas opuestas en sus contenidos y sus supuestas orientaciones editoriales, con el único fin de que la recién llegada, La Sexta, no les toque demasiado su pastel publicitario, o sea, el dinero, la única alta definición reconocible.