Juanma Lillo apostó por los jugadores con mayor nivel técnico para ser fiel a su ideal de que el camino más corto para alcanzar el resultado es el buen trato al balón, pero en una situación crítica resulta más determinante el carácter que la calidad. Así fue la rabia de Delibasic y Díaz de Zerio la que permitió remontar el partido en tres minutos que pueden marcar el final de la temporada con la ayuda de un magistral Martí en la jugada del empate y de un Fran Mérida que estaba situado donde fue el balón en el corner del 2-1.

La Real parecía desvanecerse a la misma rapidez con la que lo hacían sus esperanzas de ascenso cuando no reaccionaba y empezaba a asumir su cuarta derrota consecutiva tras el gol de Sendoa Agirre. Quedaban escasos once minutos y la Real no había creado ninguna opción clara desde el mazazo. Sólo Díaz de Zerio había rematado en mala situación un balón que difícilmente podía acabar en la red.

Entonces apareció Martí para realizar una gran jugada individual que culminó con un pase que Delibasic controló bien con la derecha para rematar con la izquierda con una rabia que dejó en evidencia al reivindicarse tras el gol de manera desacertada. La misma rabia que llevó a Díaz de Zerio a buscar el balón en un corner que no estaba bien botado por Xabi Prieto y enviarlo donde Mérida sólo tuvo que poner la cabeza a un metro de la línea para marcar un gol vital.

Un error, la llave del triunfo

El fútbol es así de curioso. Se pasa del negro al blanco en tres minutos y el mayor error puede convertirse de manera involuntaria en la llave de una victoria. Porque nadie entendió que Víctor fuera el elegido para jugar como único punta, pese a tener más calidad que los demás, por la actitud mostrada en los últimos partidos. La misma apatía que le llevó a desaprovechar las dos únicas opciones de peligro que la Real creó en las primeros 79 minutos de juego. Resulta difícil de entender que un jugador que tiene 10.000 euros de prima por cada gol que meta no se lance en la situación del equipo con todo su alma a rematar el balón perfecto lanzado por Xabi Prieto en el minuto 51. Luego fue Martí el que le ofreció una opción más clara todavía y la remató mal haciendo méritos para ser sustituido.

Le suplió Díaz de Zerio y luego entró Delibasic por otro recién llegado que tampoco aparecía, Nacho, y los dos delanteros, que se llevan muy bien a pesar de disputarse la titularidad, parecieron salir hipermotivados para reivindicarse por la injusticia de la elección de Víctor y eso fue clave para reaccionar.

Porque hasta el 1-1 la Real demostró que en momentos críticos y en Segunda es difícil reaccionar a base de manejo de balón ante rivales a los que no les sobra calidad, pero que se colocan bien y apenas conceden ocasiones. Las únicas en el primer tiempo, al margen de un pase de Víctor que no aprovechó Mérida, debían llegar a balón parado. Hasta nueve corners y tres faltas sacó la Real en ese periodo, pero sólo tres jugadores iban al remate -Carlos Martínez, Labaka y Xabi Prieto- con los dos pequeños -Mérida y Víctor- en el área pequeña a la espera del rechace. Así es muy difícil rematar y sólo lo hicieron en dos ocasiones Labaka y Xabi Prieto sin mayor peligro.

La clave, a balón parado

Con muchas menos opciones, el Hércules metía a seis jugadores al remate en cada una que tenía, aunque fuera en el centro del campo. Desde ahí llegó la que tocó De los Santos para permitir a Sendoa inaugurar el marcador. A partir de entonces fueron los únicos minutos en los que el Hércules combinó mejor ante una Real que no reaccionaba hasta la aportación de casta de sus delanteros suplentes y el gol del más enrabietado de ellos.

Fue a partir de ahí cuando el equipo se fue arriba y en el último corner no eran tres, sino seis los que fueron a buscar el remate y Díaz de Zerio demostró la importancia que tiene -ahora que muchos equipos ocupan muy bien el área con defensas zonales- ir con todo el alma para anticiparse y permitir a Fran Mérida, que era el único que esperaba en el área pequeña, marcar un gol que permitía ver el ascenso mucho más cerca de lo que estaba tres minutos antes.

Delibasic tuvo otra opción para sentenciar gracias a la generosidad de Díaz de Zerio, pero no acertó en su doble remate y se sufrió hasta el final para lograr una victoria muy importante porque corta una dinámica negativa y coloca el ascenso a un solo punto y el average tras una jornada redonda. Acompañaron todos los resultados, incluida la victoria del Numancia sobre el Málaga, que puede hacerle dudar.

Porque ninguno de los equipos que pugnan por acompañar al Numancia está bien. La Real rompió sin alardes en los últimos minutos su racha de tres derrotas seguidas, pero el Málaga sólo ha sumado un punto de los nueve últimos y el Sporting únicamente ha ganado a la Real en las últimas cinco jornadas y con un gol en fuera de juego. Y ni Elche ni Tenerife ni Castellón pasaron del empate y son capaces de encadenar dos victorias seguidas que confirmen sus candidaturas. Por todo ello parece que el billete a Primera va a estar más barato que nunca.

Con el promedio de puntos que lleva el Sporting, que baja cada semana que pasa, con 69 bastarían ahora para lograr el ascenso, aunque siempre hay que pensar en sumar algún triunfo más. Y, tras los tres sumados ayer, las cuentas salen mejor para la Real.