No vamos hoy a ascender cumbres emblemáticas, ni a recorrer paisajes impolutos. Nuestro itinerario discurre por zonas humanizadas y por entornos transformados por la influencia de la civilización industrial. A pesar de ello, esta caminata por las montañas del Bajo Deba nos permite conocer una zona no exenta de atractivos que, en buena parte, queda al margen de las rutas montañeras habituales.

Arribar en coche hasta el arranque de la andadura requiere seguir con atención las indicaciones que daremos en el apartado correspondiente. Partiendo de las cercanías de Altzola, habremos aparcado junto a una curva, unos 100 metros antes de toparnos con la cancela que cierra el paso de vehículos hacia el caserío Beraseta. Ya a pie, superamos este obstáculo por el paso habilitado para ello y ascendemos por una senda que deja a la izquierda la casa de nueva construcción. En su lateral oeste observaremos los testigos amarillos del gaseoducto, que serán nuestra primera referencia. Cruzamos un prado y salvamos la alambrada por una ataka junto a un pequeño depósito. Nos adentramos ahora en un pinar siguiendo un balizaje de PR. Pronto, las señales nos encaminan hacia un corto repecho abierto en el bosque por el paso de la conducción de gas. Llegamos así a un coqueto refugio abierto. Lo rodeamos y, guiados por las señales, proseguimos nuestra marcha por el pinar. Tras sobrepasar el vértice geodésico de la loma de Barrenkorta, salimos a terreno abierto en un collado cruzado por una pista cementada. Bajo nosotros se extienden las campas del caserío Mausixa, famoso por sus repetidos éxitos en los concursos de quesos.

Siguiendo la indicación de Azkarate, avanzamos ahora hacia el SO por una ancha pista de tierra que va abriéndose paso entre pinares. Pasamos junto a una antigua borda, para dejar más adelante un altozano boscoso a la izquierda. Llegamos así a un collado. La pista apunta ya un suave descenso. Es el momento de abandonarla y abordar a la izquierda un sendero entre el bosque cuyo perfil pronto se torna muy pronunciado. Cuando ceda en su inclinación estaremos en la inmediatez de la cima de Urnobitza (643 m).

La altura de los pinos nos hurta el panorama. Tendremos que seguir unos metros más adelante para que el arbolado nos permita contemplar los contrafuertes calizos del macizo de Izarraitz.

Seguiremos por una senda marcada en el suelo del pinar. Pronto inicia esta trocha un marcado descenso en rumbo Sur que mantendrá su fuerte inclinación hasta reencontrarnos con los balizajes de la PR. Poco después, llegaremos a la carretera del antiguo puerto de Azkarate (410 m).

La ruta de los dólmenes

Cruzamos el asfalto, y al otro lado iniciamos un ascenso, primero por una pista cementada y, poco después, tomando a la derecha por un carretil bastante descarnado. Siguiendo los balizajes, mantendremos una subida prolongada y fuerte que sólo cede al alcanzar el lomo del cordal.

La cima de Irukurutzeta (899 m), marcada por una triple cruz que representa la unión de las mugas de Bergara, Elgoibar y Azkoitia, está muy cerca. La confluencia territorial hizo de este lugar escenario de una desaparecida romería que se celebraba cada 3 de mayo. Asimismo, la tradición mantiene que en el inmediato dolmen se encuentra enterrada una campana de oro.

Ahora acometeremos con rumbo Noroeste un agradable paseo observando al paso los numerosos monumentos megalíticos. Nos encontramos en la llamada ruta de los dólmenes, que José Miguel de Barandiaran investigó en la década de los años veinte del pasado siglo. Así pasaremos por el paraje de Pagobedeinkatu, otro lugar que nos trae el mensaje de antiguas creencias populares.

Llegamos a la cima de Karakate o Kortazar (799 m), invadida por una enorme antena. Bajo ella, mirando al valle, a unos metros a la izquierda de un panel indicador, arrancan unas señales de PR que serán el inicio de un fuerte descenso hasta las calles de Elgoibar. Si no disponemos de dos coches, aquí podremos localizar un taxi que nos devuelva al punto en el que hemos iniciado la marcha.