La esposa del capitán del atunero bermeano secuestrado el domingo en Somalia, Amadeo Álvarez, declaró a Radio Nacional de España que los 26 tripulantes, cinco de ellos vascos, habían pisado ya tierra firme. Álvarez le contó por teléfono que los piratas les habían hecho bajar de la embarcación y que los arrantzales estaban «un poco más tranquilos». «He hablado con mi marido y se encuentran bien, se les está tratando bien», precisó.

El marinero pasaitarra Jaime Candamil también remitió un mensaje de calma a Euskal Herria: «Nos encontramos bien, tranquila -le dijo a su madre-. Lo único que desean es dinero». El vecino de Trintxerpe pudo llamar a casa por la mañana para estar con la familia. La madre, Gloria Casanova, explicó que sólo le habían dejado ha-blar un minuto. «La llamada nos ha tranquilizado mucho. Sin embargo, hasta que se solucione la situación la tranquilidad no será plena», declaró. Durante la conversación telefónica tuvo la impresión de que las negociaciones podrían haber comenzado ya.

Una fragata española que navegaba por el Mar Rojo puso rumbo la noche del lunes a la zona del incidente para auxiliar al atunero. Además, la Armada española envió a su más moderno buque de guerra, llamado «Méndez Núñez». Ayer por la tarde, la fragata seguía navegando hacia el lugar, mientras que el Gobierno continuaba con los contactos diplomáticos. Concretamente, el Ejecutivo de Zapatero contactó con las autoridades del Gobierno federal de transición de Somalia, que le expresaron «todo su apoyo» en la búsqueda de una solución rápida y satisfactoria al secuestro, como lo hicieron otros organismos internacionales. Madrid mantenía constantes conversaciones con otros estados, como el francés y Estados Unidos, que estaban prestando su colaboración técnica para contribuir a la resolución del secuestro.

Envío del embajador en Kenia

El embajador español en Kenia, Nicolás Martín Cinto, recibió órdenes de trasladarse a Mogadiscio con el fin de seguir de cerca el caso del pesquero. Esta decisión fue adoptada en una reunión de la comisión coordinadora encabezada por la vicepresidenta primera del Ejecutivo español, María Teresa Fernández de la Vega.

De acuerdo con los contactos telefónicos que mantuvieron los tripulantes con los familiares en las últimas horas, todos ellos se encontraban ayer bien. A las 7.30, el arrantzale vasco Mikel Arana le comunicó a su padre que el atunero estaba fondeado frente a la costa y que los secuestradores habían confinado en el comedor a todos los tripulantes salvo al capitán y al jefe de máquinas. Su hijo le trasladó que les habían tratado «bastante bien, dentro de lo que cabe», aunque les robaron algunos objetos personales de sus camarotes.

Le explicó, asimismo, que los secuestradores no eran cuatro, ya que, aunque al principio se facilitó esa cifra, posteriormente subió más gente al barco. Calculaba que podían ser unas diez personas. «Por lo que me ha dicho el chaval, son militares con tácticas militares y preparación militar», declaró el padre. Al parecer, les comunicaron a los tripulantes que iba a llegar un mando para negociar.

El director del Programa de Asistencia a Navíos del Este de África, Andrew Mwangura, con sede en la ciudad keniana de Mombasa y que suele seguir estos secuestros, dijo que las autoridades locales trataban de conocer la procedencia étnica de los secuestradores para «enviar a algún anciano del clan para negociar con ellos».

Los llamados Consejos de Ancianos son gabinetes de corte tribal altamente respetados por la población. Suelen actuar de intermediarios en las diferentes disputas y sus opiniones son, en general, respetadas y aplicadas.

La Asociación Española Náutico-Pesquera (Aetinape) confirmó la existencia de «contactos» para negociar la liberalización del atunero «Playa de Bakio» y, por tanto, pidió «prudencia» y «ponderación» en las vías abiertas para conseguir que la situación se resolviera «sin riesgos» para los tripulantes.

«Un cálculo equivocado o mal dado puede provocar una situación desagradable», advirtió el presidente de Aetinape, Xosé Manuel Muñiz. Aunque dijo confiar plenamente en el equipo de negociaciones, insistió en que cualquier medida que se tomara debía ponderarse mucho para que la liberación se produjese sin ningún tipo de daño para la tripulación. «Éste es el primer y único objetivo», resumió.

El portavoz del PSOE en el Congreso, José Antonio Alonso, también hizo referencia a la prudencia. Señaló que el Gobierno estaba actuando de manera «responsable y prudente» y que las gestiones tenían que ser «por necesidad reservadas» porque su objetivo último era dar un «final feliz» al incidente.

El ministro español de Asuntos Exterirores, Miguel Ángel Moratinos, invocó a la discreción para no extenderse en comentarios acerca de las iniciativas emprendidas. La condición básica que impuso el Gobierno fue no poner en peligro la vida de los tripulantes.

Las autoridades de Puntland, estado autoproclamado independiente de Somalia, que ocupa el extremo del llamado Cuerno de África, dieron a conocer ayer por la tarde que habían encargado a varios militares la liberación del atunero vasco, tal como hicieron con otro barco con bandera de Dubai secuestrado por un grupo de piratas. El ministro español de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Miguel Ángel Moratinos, declaró no tener constancia del envío de militares somalíes. En cualquier caso, afirmó que su Gobierno «da la bienvenida a todos los esfuerzos».