Al menos catorce civiles somalíes murieron ayer en Baidoa, a 250 kilómetros al noroeste de Mogadiscio, a manos de soldados invasores etíopes -aliados de EEUU-, que abrieron fuego después de que uno de sus camiones fuera atacado y falleciera un soldado, según relataron testigos presenciales.

Esta nueva matanza de civiles coincidió con la publicación en Ginebra de un comunicado del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que destacaba que la población somalí «ha llegado al límite la resistencia» tras años de guerra civil y enfrentamientos armados.

Abdurrahman Takow, uno de los testigos de la matanza de Baidoa, señaló a France Presse que «el balance de muertos podría aumentar, puesto que hay varios heridos en muy mal estado». Halima Hussein Madkus, otro testigo de la masacre, afirmó que vio a «catorce personas muertas en la calle, después de que los etíopes disparasen indiscriminadamente». El lunes, otros cuatro civiles perdieron la vida después de que los soldados etíopes respondieran a un ataque en el que murieron cuatro militares.

El Ejército etíope llegó a Somalia para apoyar al llamado «Gobierno de Transición» frente a los insurgentes islamistas a finales de 2006. Desde entonces se han convertido en el objetivo de las guerrillas islamistas que llevan a cabo acciones de guerrilla tanto en Mogadiscio como en el resto del país.

La Cruz Roja mostró su preocupación por la situación en Somalia, ya que estima que el nivel de vida ha retrocedido varios años y que las perspectivas de futuro son de las peores que existen en todo el planeta.

Al clima de violencia, se suma la sequía que ha provocado que los ganaderos hayan perdido sus rebaños.