CHAMPIONS El Chelsea llega a Moscú
La risa de Drogba y el lloro de Lampard guiaron a la final
Los «blues» se impusieron al Liverpool en una prórroga donde los «reds» lucharon hasta el último suspiro
Beñat ZARRABEITIA | BILBO
El Chelsea se tomó ayer cumplida venganza de las semifinales de los años 2005 y 2007 donde perdió ante el Liverpool y se clasificó para la gran final de la Champions League tras apear a los reds en una vibrante eliminatoria. El de anoche no fue un partido especialmente bueno, pero la emoción presidió un choque donde ambos equipos se entregaron a fondo en lo físico y donde el miedo a perder, sobre todo desde que Torres neutralizó el primer gol de Drogba, les llevó a la prórroga.
Fue precisamente en el tiempo extra donde los de Avram Grant dieron el paso definitivo. Primero, el colegiado acertó al anular un gol de Essien por fuera de juego posicional, pero con influencia de varios delanteros del equipo londinense. Sin solución de continuidad, un grave error de Sami Hyppia, que derribó claramente dentro del área a Michael Ballack, provocó un penalti a favor del conjunto de Abramovich.
La pena máxima supuso uno de los puntos álgidos de la noche y deparó una de las imágenes más emotivas de la competición. A diferencia del sábado en la Premier, donde Ballack ejecutó el penalti decisivo ante el United, ayer fue Lampard el lanzador. El inglés jugaba su primer partido desde el fallecimiento de su madre la semana pasada y no perdonó. Chutó fenomenal ante Reina y soltó toda la tensión que llevaba encima. Sus lágrimas y su sensación de estar personalmente hundido en un momento profesional inmensamente feliz acreditaron un evidente contraste ante los ojos de su padre, el mítico ex hammer Frank Lampard senior.
Con el gol del jugador formado en la Academy del West Ham no se acabó la fiesta blue. El Liverpool quedó aturdido sobre el verde y el Chelsea no tuvo piedad para sentenciar. Una buena jugada trenzada en banda derecha, con centro de Anelka, terminó con un gran remate de Drogba. Segundo tanto del marfileño y el Chelsea, paradójicamente sin Mourinho, puso un pie en la final de Moscú.
El Liverpool no tiró la talla y a cuatro minutos de la conclusión, Babel lanzó desde 40 metros y Cech, en su único error de la noche, marró. La flor de Benítez pudo volver a hacer acto de presencia, pero en los cuatros minutos restantes apenas hubo juego y el Chelsea logró el billete a la capital rusa. Un resultado justo teniendo en cuenta el global de la eliminatoria.
Ahora, arranca un mes de mayo donde red devils y blues se jugarán los dos grandes trofeos de la campaña. Primero, con la Premier, en la que restan dos jornadas y donde dos victorias del Manchester United llevarían a los de Ferguson a revalidar el título. Sin embargo, un tropiezo dejaría el campeonato en bandeja para el Chelsea.
La segunda gran cita llegará el 21 de mayo en Moscú. Por primera vez en la historia, dos equipos ingleses jugarán una final de la Champions. Será una cita histórica donde el Chelsea, que llega en un gran momento de forma y con mucha confianza, buscará ganar por primera vez la máxima competición continental, mientras que el equipo de Ferguson aspira a repetir los éxitos de 1968 y 1999.