«Ellos no quieren acabar con la tortura, sino con sus testigos»
Josu Beaumont, Jorge Txokarro y Alex Belasko, navarros juzgados en la actual vista contra el movimiento pro-amnistía, comparecieron ayer para denunciar el motivo por el que serán condenados: «Haber denunciado la violencia del Estado contra este pueblo». No estuvieron solos. Junto a ellos posaron múltiples víctimas de la represión.
GARA |
Como el resto de sus compañeros de banquillo, Jorge Txokarro, Josu Beaumont y Alex Belasko volvieron el miércoles de Madrid y deben acudir de nuevo el martes, día en que se reanuda el juicio contra el movimiento pro-amnistía. Pero ayer quisieron comparecer ante los medios de difusión en Iruñea para ofrecer detalles de lo ocurrido hasta ahora y del objetivo de este macroproceso. Beaumont aclaró de entrada que «venimos a hacer algo por lo que vamos a ser juzgados. Hemos sido la cara pública del movimiento pro-amnistía en Nafarroa. Hemos sido los fiscales del trabajo de la Audiencia Nacional, y por eso sabemos que la condena está escrita y sólo espera la firma del tribunal».
Josu Beaumont comenzó refiriendo varios datos muy significativos del alcance de la represión contra la ciudadanía vasca. Citó los 35.000 detenidos por motivos políticos en las últimas tres décadas o «las 4.000 denuncias de torturas en un país de tres millones de personas. Todos estos datos son la demostración de la violencia que ha ejercido el Estado contra este pueblo, y nosotros hemos trabajado denunciándolo. Sólo por eso nos juzgan y nos quieren quitar del medio», constató.
Los tres imputados explicaron que «esto es un circo y no estamos dispuestos a participar en él», por lo que han decidido renunciar a la defensa jurídica. Pero con la misma firmeza anticiparon que «vamos a seguir continuando con nuestro trabajo, denunciando cómo se utiliza la tortura como arma política». Josu Beaumont precisó en este punto que los maltratos en comisaría no deben interpretarse como «un cuarto de hora que le ha dado a un guardia civil».
Al hilo de ello, constató que «ellos no quieren acabar con la tortura, quieren acabar con los testigos de la tortura. Para eso Garzón creó una teoría, la teoría del `todo es ETA'. Antes éramos entorno de ETA y ahora directamente ETA», ironizó.
El ejemplo de Olaiz
Un ejemplo de todo ello es el caso de otro navarro, Jorge Olaiz, que esta semana ha declarado como testigo en la vista. El imputado Jorge Txokarro denunció que fue usado para «hacer ver que había habido una captación de Josu Beaumont para entrar en ETA».
Repasando su caso, Txokarro recordó la denuncia de torturas de Olaiz, en la que consta que fue golpeado constantemente, le pusieron la «bolsa», le apretaron los genitales o le echaron agua fría por encima para imponerle una declaración inculpatoria contra Beaumont. Trajo a colación además cómo éste pidió después insistentemente que se le tomara testimonio para desmentir esa declaración, lo que no pudo hacer hasta que el juez Guillermo Ruiz Polanco le citó para cumplir el trámite de revisión de la prisión preventiva, dos años después. Aunque el magistrado le confirmó que no estaba inculpado por ello, «Garzón incorporó al sumario de Gestoras esa declaración sobre la que no hay imputación formal alguna -explicó Txokarro-. ¿Cómo es posible que se torture a una persona para intentar criminalizar a un organismo?», se preguntó como colofón.
Los procesados estuvieron rodeados de apoyos: jóvenes juzgados en el macrosumario 8/97 o el de las «detenciones preventivas», acusados de pertenecer al «comando Urbasa» que quedaron exculpados tras dos años en la cárcel, familiares de prisioneros, un amigo de Germán Rodríguez, la joven Nerea Lanz -herida tras una carga policial en 2006-...
Josu Beaumont resaltó que la tortura no puede interpretarse en ningún caso como «un cuarto de hora que le ha dado a un guardia civil», sino que es un «arma política». Y pusieron de manifiesto que este mismo caso lo evidencia.
Las movilizaciones por los presos de cada viernes tuvieron ayer como capítulo destacado la manifestación celebrada en elmarco de las fiestas de la Txantrea, donde se apoyó al vecino del barrio Mikel Gil, Kurika, que pese a estar enfermo sigue privado de libertad. Denunciaron además que se le ha negado tanto el derecho a ser atendido por su sicóloga de confianza como el traslado a la cárcel de Iruñea.
Concentraciones con notable asistencia fueron también las de Gasteiz, donde se reunieron 460 personas, Orereta (200), Zarautz (160), Ondarroa (150), Lazkao (82) o Barañain (60). Además, hubo actos en exigencia de respeto a los derechos de los represaliados en Mundaka (25), Lizarra (43), Ugao (44), Ortuella (19), Arbizu (57), Tafalla (54), Getaria (30) y Lezo (40).
Junto a todo ello, en denuncia del juicio contra el movimiento pro-amnistía que se está celebrado en Madrid en Legorreta se movilizaron 77 personas.