Más de 10.000 muertos en Myanmar por un ciclón
«En mi vida había visto algo así», afirman los supervivientes a Nargis
El paso del ciclón Nargis por Myanmar ha dejado un desolador y trágico panorama en uno de los países más pobres de Asia. El número de víctimas mortales ascendía a más de 10.000, aunque con toda probabilidad aumentará, ya que hay 3.000 desaparecidos y los grupos de rescate aún no han podido acceder a muchas de las localidades. La destrucción en Rangún, el delta del Irrawaddy y en los estados de Mon y Karen es total.
GARA | RANGÚN
Win Myint logró salvar in extremis la vida de su hija de tan sólo dos meses de edad, después de que un árbol cayera sobre su casa debido a los fuertes vientos. Mynt agarró al bebé y huyó con el resto de su familia bajo una intensa lluvia hacia el templo budista de la localidad vecina de Dagon. «Ya no tenemos nada, ni leche en polvo para alimentar a nuestra hija que está enferma. No sé qué hacer. Las autoridades nos han dado aceite, arroz y sal, pero no es suficiente», subrayó.
«Mi casa ha quedado completamente destrozada. ¡Ahora, necesito tantas cosas!», exclamó The Mar, de 34 años, refugiada en Dagon. «En toda mi vida no había visto algo semejante», añadió un hombre de 70 años. Como ellos, miles de personas se han quedado sin nada y otras 3.000 continúan desaparecidas. El balance de víctimas mortales aumentaba a pasos agigantados. Si en un primer momento, la Junta Militar habló de 352 fallecidos, ayer dijo que eran más de 10.000. Previamente, la televisión estatal había informado de 4.000 muertos.
Denuncias por falta de ayuda
El responsable regional del Programa de Alimentos de la ONU, Anthony Cran, ya advirtió de la posibilidad de que el balance fuera mucho peor en vista del precario estado en el que quedaron los edificios de Rangún, considerados los más sólidos de la zona afectada por el devastador ciclón Nargis.
En Rangún, la mayor ciudad de Myanmar con cinco millones de habitantes, los vientos derribaron el 70% de los árboles de la ciudad causando graves destrozos como, por ejemplo, en la unidad de cardiología y oncología del hospital general, que quedaron inutilizadas, al igual que los conductos de agua. Numerosas personas seguían haciendo cola con cubos de agua ante las puertas de aquellos vecinos con pozos de agua privados en sus viviendas.
Mientras, niños con sacos al hombro rebuscaban entre los escombros de los edificios derrumbados para paliar las dificultades para abastecerse de alimentos y la escasez de ayuda.
El corresponsal de Al Jazzera en el país asiático subrayó que los residentes de los barrios de las afueras de Rangún sufrieron el peor embate del paso del ciclón por la ciudad. Ayer, se afanaban por reconstruir el techo de sus casas antes del próximo aguacero. De hecho, el plástico es uno de los materiales más necesitados en estos momentos para cubrir los tejados, que salieron volando dejando tras de sí una estela de desolación.
Aunque el Ministerio de Información indicó que habían desplegado unidades militares para labores de rescate y rehabilitación, muchos se preguntaban dónde estaban los militares que «siempre están dispuestos a golpear a los ciudadanos».
«Nadie ha venido para ayudarnos. Mañana tendré que salir a buscar otro empleo porque necesito dinero para reparar mi casa», remarcó a la cadena qatarí un vecino de Rangún que vio desaparecer en el aire el tejado de su vivienda. Hace poco, perdió su trabajo en una empresa.
«Nadie nos está ayudando, absolutamente nadie», se quejó también Thaing, al tiempo que cortaba con una sierra un enorme tronco que impedía el acceso a su tienda de ropa.
Entretanto, se podía ver a un grupo de soldados retirando escombros del cuartel, aunque los oficiales optaron por resguardarse del sol sentados bajo dos camiones militares.
Las colas de vehículos que aguardaban turno para repostar en las estaciones de servicio eran interminables, lo que agravaba el denso tráfico y los consecuentes embotellamientos.
Ése era el panorama en Rangún, aún más trágico y desolador en las localidades del delta del río Irrawaddy, donde muchos pueblos costeros fueron totalmente arrasados por el viento y la lluvia.
Tanto las regiones administrativas de Rangún, Irrawaddy, Bago como los estados Mon y Karen fueron declarados zona catastrófica.
Reacción internacional
Pese a la gravedad de la crisis humanitaria, la Junta Militar dijo que mantendrá el referéndum previsto para el próximo sábado sobre una supuesta nueva Constitución. Se trata de la primera votación desde 1990, cuando la Liga Nacional para la Democracia (LND) de la premio Noble de la Paz Aung San Suu Kyi resultó vencedora en los comicios legislativos. En respuesta, la Junta Militar procedió a su arresto. Desde entonces, ha permanecido privada de libertad. Su residencia en Rangún sufrió «ligeros daños», según informó a AFP un responsable birmano.
Ante la magnitud de la tragedia, el ministro de Asuntos Exteriores, Nyan Win, mostró la disposición de la Junta a permitir al reparto de ayuda internacional y agradeció especialmente la cooperación de Tailandia, que anunció el envío, previsto para hoy, de nueve toneladas de medicamentos y alimentos.
India trasladará a Myanmar con carácter inmediato dos barcos con comida, tiendas de campaña, mantas, ropa y medicinas.
«Recibiremos la ayuda que vendrá de otros países, porque nuestra gente está en serias dificultades», manifestó Win.
Un portavoz de la Federación Internacional de la Cruz Roja remarcó que «la amplitud de la destrucción complica el transporte de ayuda hacia las zonas donde la requieren de manera urgente». Uno de esos lugares es la isla de Haing Gyi, donde más de 97.000 personas se han quedado sin hogar.
La oficina de la ONU de Coordinación de Asistencia Humanitaria también remarcó el difícil acceso a las localidades dañadas, porque las carreteras continuaban bloqueadas. Terje Skavdal reconoció que todavía no han podido acceder a los pueblos costeros pequeños.
Unicef desplegó cinco misiones de evaluación y el PMA almacenó 500 toneladas de comida en Rangún y generadores en Camboya. Estados Unidos, enemigo de la Junta Militar birmana, liberó fondos, aunque sin precisar la cuantía de los mismos. Por su parte, Noruega anunció que destinará 1,3 millones de euros, pero se negó a entregarlos directamente al Gobierno, por lo que los gestionará la ONU o la Cruz Roja. La Comisión Europea así como la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) reclamaron «una respuesta humanitaria rápida y eficaz».
Hurcanes, tifones o ciclones. Aunque los nombres cambian, todos designan un mismo fenómeno meteorológico generado por violentas depresiones tropicales con un inmenso potencial destructivo, hasta diez veces más fuerte que Hiroshima. El término genérico de «ciclón» se convierte en «tifón» en el Océano Índico y en «huracán» en el Atlántico y Pacífico oriental. Las fechas también varían según del lugar. En el hemisferio meridional, el periódo ciclónico se extiende de enero a marzo, mientras que en el Atlántico Norte y Caribe va de julio a octubre. En el noroeste del Pacífico y en la parte septentrional del Índico pueden producirse todo el año.
¿Qué condiciones se requieren para la formación de un ciclón? Que la temperatura del agua sea de 26,6 grados o superior, una cantidad suficiente de humedad en la atmósfera y una perturbación tropical que genere viento. En cuanto toca tierra o aguas más frías, comienza a disiparse, pero para entonces habrá recorrido miles de kilómetros.
GARA
abril 1991
Un clicón seguido de tornados e inundaciones provoca 138.000 muertos en Bangladesh.
noviembre 1991
El tifón Thelma sobre la isla de Leyte en Filipinas causa más de 6.000 fallecidos y desaparecidos.
octubre 1998
El huracán Mitch causa al menos 11.000 muertos, 15.000 desaparecidos en Centroamérica, sobre todo, en Honduras y Nicaragua.
octubre 1999
10.000 personas pierden la vida en el norte de India por culpa del ciclón Orissa.
agosto 2005
El huracán Katrina mata a, al menos, 1.836 personas en el sur de EEUU.
noviembre 2007
El paso del ciclón Sidr arrasa la costa de Bangladesh, provocando la muerte de 4.400 personas.