Gloria Rekarte Ex presa política
Abrazos, solidaridades y otros cuentos (II)
Un concejal independentista ha sido agredido por un alcalde independiente. ¡Oh! me dije, ¿cómo se me habrá pasado por alto la convulsión que habrá originado este hecho? Y me apresuré a buscar convulsos en lo impreso, en lo digital, en el dial...
Se dice que el tiempo se encarga siempre de poner las cosas en su sitio. Lo que ocurre es que suele gastar bastante de lo suyo en conseguirlo y para entonces ya no nos damos ni por aludidos ni por enterados; agua pasada no mueve molino y esas cosas. Pero esta vez ha andado más ágil y espabilado y me entero, poco menos que de casualidad, que un concejal independentista ha sido agredido, en la puerta del consistorio, por un alcalde independiente. El independentista, en el ejercicio de sus funciones, el independiente en funciones de público. ¡Oh! me dije, ¿cómo se me habrá pasado por alto la convulsión que habrá originado este hecho? Y me apresuré a buscar convulsos en lo impreso, en lo digital, en el dial, en la red. Noticias, artículos de opinión, cartas, solidaridades, condenas, acusaciones, abrazos solidarios...
Nada. Vacío. No digo que del todo, pero casi. Y me extraña. Me había parecido entender hace como 15 días que nada era tan reprobable como una agresión a un cargo público. Nada como un labio partido para estremecer sensibilidades democráticas. Nada como un cabezazo, para que periodistas y políticos y gentes del común aporreen el teclado y vuelquen en foros y artículos todas las solidaridades y apoyos, desde los puramente formales a los redactados con aires de tragedia griega. Y denuncias y acusaciones; sobre todo acusaciones. Cualquier parecido con el puro veneno es, por supuesto, simple coincidencia.
Por eso me extraña, ya digo. Sé que el personal está muy ocupado estos días, que si mociones éticas, o estéticas, o eso; que si la zona vascófona, que si el parlamentario de vacaciones en las Chimbambas, la corruptela de los munipas, el cartel de sanfermines... No le da a uno la vida para tanta opinión, reflexión y participación. Pero... ¿y un cortar y pegar? ¿Eh? ¿Qué tal? ¿No? ¿y por qué? ¿No vale ahora eso tan bonito de «la violencia de persecución asume la falsa premisa de que el amedrentamiento social de quienes piensan diferente es un instrumento válido para lograr fines políticos»? O aquello tan sencillo y emotivo: «Ha sido agredido por ser abertzale y de izquierdas». O aquello tan majo de Juan Cruz Alli, que es que le va que ni al pelo: «un caso evidente de gente que usa la cabeza para agredir y no para pensar»; ¡cómo habla éste hombre!
Pues ya ven, la noticia de la agresión ha tenido esta vez eco efímero, que se dice. No ha habido detenciones, ni procesamientos y al parecer, ni denuncia. Quizás, con su cabezazo y sus magulladuras, y su indudable mal rato a cuestas, el concejal abertzale pensó que no se puede poner alegremente a nadie camino de la cárcel, lo que sería un caso evidente de gente que utiliza la cabeza para pensar y no para salir en los periódicos. En cuanto a los escribientes y tertulianos que hace dos semanas se explayaban en espantos y censuras, como bien se ha visto han hecho ahora mutis por el foro y los foros, lo que sería inexplicable si no los conociéramos. Si no fuera porque queda un poco grosero, diría que se han quedado todos con el culo al aire.