Mientras los combates entre los ocupantes estadounidenses y milicianos del Ejército de el-Mahdi continuaban ayer en Medina al-Sadr, -la cifra de muertos desde la noche del viernes ascendían a trece-, el Gobierno títere iraquí y el líder religioso Moqtada al-Sadr anunciaban una tregua que entrará hoy en vigor. La vigencia del alto el fuego deberá comprobarse sobre el terreno, puesto que se desconoce la actitud que adoptará el Ejército de EEUU, que ayer dijo que «no había sido informado» de acuerdo alguno.

Según explicó el portavoz del Gobierno iraquí, Ali al-Dabbagh, «el primer ministro, Nuri al-Maliki, ha dado su aprobación al acuerdo». «El Gobierno pide a todas las partes que se comprometan con este acuerdo, que muestren serenidad y contención», añadió.

El portavoz del movimiento chií, Salah al-Obeidi, afirmó desde Nayaf, que «se ha logrado un acuerdo con la Alianza Unida Iraquí (AUI) para un alto el fuego. El principal objetivo del acuerdo es resolver la crisis en Medina al-Sadr».

Al-Obeidi matizó que el acuerdo no prevé la disolución de la potente milicia ni su desarme, aunque señaló que sí concede al Ejército y a la Policía la posibilidad, cuatro días después de la entrada en vigor del acuerdo, de «llevar a cabo operaciones en Medina al-Sadr contra las personas buscadas por conculcación de los derechos humanos».

El acuerdo prevé, además, el envío de ayuda para los ciudadanos del barrio, que alberga a cerca de dos millones de personas, y la reapertura de los controles que aíslan ahora la zona. Las barricadas y los muros levantados por los invasores mantienen a miles y miles de personas «encarceladas» en la populosa barriada.

Entretanto, la noche del viernes «fue una de las peores de estas últimas semanas», indicó un residente de Medina al-Sadr. Murieron trece personas a manos de los estadounidenses, que también dejaron heridas a otras 77 personas, entre ellas mujeres y niños. Los ocupantes atacan desde finales de marzo el barrio y los combates han causado ya cientos de muertes entre milicianos y civiles.