Amateur Vuelta al Bidasoa
Una caída derrota a Madrazo y Amador atrapa la victoria
El líder se cayó en el descenso de Erlaitz tras mostrarse intratable en la subida
Unai IRARAGORRI | IRUN
La Vuelta al Bidasoa se decidió en una curva. En el descenso de Erlaitz, Andrey Amador (Lizarte) perdió el equilibrio y no se fue al suelo por muy poco y Ángel Madrazo (Saunier Duval) no pudo evitar irse a la hierba. El cántabro perdió entonces una victoria que tenía en el bolsillo y que merecía. La suerte estuvo del lado del costarricense que se alzó con el triunfo que se le había escapado el año pasado, justo por delante de su verdugo de entonces, un Salvatore Mancuso (Unidelta) se llevó la etapa en Irun. Joseba Larralde y Andoni Blázquez fueron los mejores vascos y pusieron la guinda a la brillante jornada del Bidelan.
Madrazo se mostró poderoso en Erlaitz. Después de una etapa frenética, aguantó sin apuro alguno el ritmo de Amador, Mancuso y Baños. Cruzó la pancarta de montaña ganador, pero en el ciclismo los descensos también cuentan. Mancuso tensó y cogió unos metros por delante. En su afán por enlazar, Amador se salió en una curva, tuvo que sacar el pie para no caerse y se salvó por poco; en cambio, Madrazo sí se fue al suelo. Cambió rápidamente de bicicleta, pero la del coche neutro tenía unos pedales diferentes y tuvo que esperar hasta la llegada de su equipo.
Por delante, Amador atrapó a Mancuso y colaboraron. Madrazo se dejó el alma pero en compañía de Baños, Benedetti, García y un gran Larralde su esfuerzo fue baldío.
Se fue a mil por hora desde el kilómetro 1 y los pasos por Gurutze y Xoxoka no ofrecieron respiro. Baños y Valls lo intentaron de lejos y el propio Madrazo tuvo que poner en orden.
Un grupo de ocho empezó con una escasa renta Erlaitz hasta que Amador, Madrazo, Mancuso y Baños alcanzaron la cabeza. El de Saunier Duval no dio síntomas de debilidad y dio un recital en la subida. De segundo año, desborda talento. La única carta de sus rivales era el descenso y Mancuso decidió arriesgar. La jugada casi le salió redonda porque Madrazo se cayó, aunque Amador le dio alcance y juntos alcanzaron la meta. El líder lloró, y mucho, de rabia. Un podio, Amador, Mancuso y Madrazo, que destila calidad y sin duda los tres serán protagonistas en el futuro profesional.
Entre los vascos, Larralde por fin se destapó. El Bidelan hizo una etapa sobresaliente: Larralde fue el mejor vasco, Blázquez ganó las metas volantes y acabaron segundos por equipos.
Las victorias inesperadas saben mejor. Amador no cabía de gozo. «No me lo puedo creer», repetía. El costarricense llegó «muerto» al furgón del Lizarte y enseguida pidió una Coca-Cola y un Aquarius. Lo primero que hizo fue llamar a su madre a Costa Rica: «Mami, que he ganado. Sí, sí la gané», acertó a decir. Más calmado, destacó la mala suerte del líder para aclarar que no le quedó más remedio que tirar hacia adelante en busca de Mancuso. Podría acabar 2008 como profesional, pero es cauto: «Ojalá, prefiero ir paso a paso», dijo. Ahora apunta a la Vuelta a Nafarroa antes de descansar y viajar a Costa Rica.