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«Queremos devolver a la Real a donde siempre la hemos conocido»

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Mikel Aranburu

Capitán de la Real Sociedad

El capitán blanquiazul trasmite sus sensaciones ante un partido el domingo contra el Córdoba en el que confía en que la Real consiga el ascenso. De esa manera, se quitaría la mochila cargada de culpa con la que el equipo ha tenido que recorrer la travesía por un desierto de la Segunda repleto de obstáculos y rodeado de adversidades que la plantilla ha sabido superar para llegar con opciones a la jornada final.

Joseba ITURRIA |

Aranburu no oculta el dolor de la plantilla ante una carta publicada por Odón Elorza, un alcalde que cuando su equipo juega la Champions da dinero y promociona Gipuzkoarena, cuando Astiazaran cae en desgracia frena el proyecto, cuando la cosa se pone mal niega que Badiola le haya entregado una oferta y tras dos victorias seguidas dice que sí la ha recibido...

¿Cómo afronta el equipo el último partido tras la dura forma en la que se perdió el de Gasteiz?

El domingo, sobre todo, y el lunes le hemos dado muchas vueltas a lo que sucedió, pero a partir del martes nos hemos juntado y empezamos a mirar al partido del domingo. Sabemos que todo pasa porque ganemos nosotros, está claro que es el único resultado que nos vale, y si lo logramos tenemos muchas posibilidades de ascender.

¿Este grupo ha sabido responder en los momentos claves?

El del otro día se puede catalogar también como un momento clave y hay que reconocer que en esos minutos finales no fuimos capaces de sujetar un buen resultado. Pero durante el año el equipo ha sabido levantarse y afrontar todas las situaciones que ha habido en el camino y eso esperamos hacer. Llevamos bastantes semanas sin entrar en los tres puestos de ascenso, pero no perdemos la esperanza de lograrlo. Como nos va a costar a nosotros les costará a Málaga y Sporting. Hay mucho en juego.

¿Ha sido un año difícil?

El inicio fue bastante duro. El primer partido en casa perdimos 0-2, pero el equipo poco a poco fue mejorando en cuanto a juego y resultados, la gente empezó a ilusionarse y ver que este año había opciones de subir. Al margen de lo deportivo, hubo unas elecciones y Lillo es el tercer entrenador esta temporada y eso que hemos ganado bastantes partidos. No es el caso de otros años con cambios de entrenador por peligro de bajar. El equipo ha trabajado a tope con todos y a falta de una jornada estamos ahí sin depender de nosotros, pero con opciones de subir.

¿El comportamiento del grupo y la unidad ha sido clave para llegar a la última jornada con opciones?

El grupo ha funcionado durante toda la temporada y los entrenadores han ayudado mucho en eso. No hemos tenido ningún fallo en el funcionamiento del día a día, la gente que menos ha jugado ha respondido bien y se ha entrenado fenomenal, no ha habido ningún comentario en prensa criticando a nadie por no tener minutos... Eso ayuda a que haya un gran ambiente en el grupo, los entrenadores han ayudado a mantenerlo y por eso tenemos opciones de subir.

¿Cuáles han sido los peores momentos de este año?

Ha habido momentos en los que perder un partido o no ganarlo complicaba mucho el ascenso. No sabemos si subiremos, ha habido momentos en los que no hemos acertado, pero también otros en los que de perder se perdían las opciones y ahí ha respondido bien el equipo.

Celta, Cádiz y Nàstic salían con el mismo objetivo y están abajo... ¿Desde fuera no se entiende lo que es jugar con la presión de subir en una categoría difícil?

Al empezar la temporada hay ocho equipos con intención de subir y, al margen del Numancia, que ya ha subido, sólo otros tres equipos hemos llegado con opciones al final. Algo más que los demás hemos hecho. Otros equipos con bastante calidad y muchos jugadores que han estado en Primera pasan apuros para mantenerse. Claro que hay que saber convivir con la presión. Siempre se puede mejorar y si no subimos no olvidaremos algunos partidos y no estaremos satisfechos, pero bastantes equipos habrían firmado llegar al final en nuestra situación.

¿En qué medida afecta que la mayoría sean de aquí, con un compromiso con el club que supera el componente profesional?

Para unas cosas es bueno y para otras igual no, porque te agarrota y no te deja sacar lo mejor que tienes. Pero en general para que un equipo no afloje hasta el final y siempre dé la cara es importante que la gente de aquí y los que vienen luchen por lo mismo. Podemos conseguir el objetivo o no, pero por intentarlo hasta el final no va a quedar. Ahora somos jugadores y estamos en esta parte del club tan importante, pero antes de jugar hemos sido aficionados de la Real y seguiremos siéndolo cuando dejemos de hacerlo y por eso queremos devolverla a donde siempre la hemos conocido. Tenemos la mochila de haber bajado con la Real después de muchos años y esa pena y esa sensación de culpa sólo la quitaremos si somos capaces de subir o, por lo menos, si no desfallecemos y peleamos hasta el último segundo del último partido.

¿Cómo se recibe con ese sentimiento una carta pública del alcalde de Donostia en la que cuestiona precisamente eso...?

Lamentablemente no nos ha sorprendido demasiado porque en un inicio de Liga en el que todo eran dificultades también hizo declaraciones lamentables. A falta de una jornada, aun sabiendo que siempre debemos convivir con las críticas, que aprovechando la frustración y la pena del aficionado dude de la actitud del equipo y de los jugadores no me gusta nada. Que sepa toda la gente que más pena que nosotros nadie puede tener. Tendrá la misma, pero más no. Y dudo mucho que Odón Elorza sintiera más perder la oportunidad de depender de nosotros. Si cinco minutos después del partido llega a estar en el vestuario, no habría escrito esa carta.

Se les viene a criticar por no agradecer el apoyo del público cuando querían salir a hacerlo...

En Gasteiz la afición ayudó muchísimo y parecía que jugábamos en casa y, a pesar del golpe duro que supuso para todos, teníamos intención de agradecer el apoyo, pero por la invasión del campo no nos permitieron salir. Durante la temporada después de perder algún partido igual hemos cometido el error de no salir a saludar, pero no porque no agradezcamos el apoyo que hemos tenido sino por la sensación de culpa de no estar a la altura de ellos, por no hacer bien el trabajo. Aceptamos las críticas, pero cuando un alcalde, y no es la primera vez, pone en duda tu actitud y compara la pena de la afición con la tuya duele. Tenemos la misma pena o más que el mayor aficionado.

 
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