SUIZA 1

TURQUÍA 2

Cruel final para Suiza. Los helvéticos son uno de los anfitriones del torneo, tenían muchísimas esperanzas concentradas en él y una joven selección en constante crecimiento auguraba algo positivo. Pero, las cosas se les han ido torciendo. Primero, con la trágica situación que vive Kobi Kuhn, su seleccionador, que tiene a su esposa en coma en un hospital y, después, en el capítulo deportivo, perdieron en un estreno en el que merecieron más ante los checos. Además, su gran referencia, Frei, se lesionó y dejó a su equipo huérfano.

Ayer, el partido era a cara o cruz y el ambiente en Basilea espectacular. La ciudad, atravesada por el Rin, tiene al agua como gran atractivo. Anoche, la lluvia dejó su sello en el choque y encharcó el césped del Sant Jakob. Sin embargo, la intensidad del juego no se vio afectada.

El protagonista de la primera mitad fue Hakan Yakin. Jugador originario de la ciudad, pero hijo de turcos. Al igual que hizo Podolski días atrás, no celebró el tanto ante el equipo que representa a sus raices. Si bien es cierto, que hace años renunció a jugar con los otomanos por, en su opinión, la actitud contraria existente en Turquía respecto a los no musulmanes.

Antes de la reanudación, estuvo a punto de repetir, pero falló una ocasión clamorosa. Tras el descanso, Terim dio entrada a Semih y acertó. Este último, se aprovechó de un centro de Nihat y de las manos blandas de Benaglio para empatar.

A partir de ahí, la temperatura del choque subió y ambos equipos tuvieron sus opciones. Los suizos se volcaron, pero fue Arda Turan quien sentenció en el descuento. La eliminación supone demasiado castigo para un buen equipo como el suizo.

El gol del interior otomano desató la euforia en un equipo que se sintió muy respaldado en Basilea. No en vano, un total del 7% de los habitantes de la ciudad son de origen turco.