A veces un cineasta necesita un tema potente para demostrar su verdadera valía, y Tommy O'Haver, que hasta ahora sólo había hecho comedia ligera, parece haberlo encontrado en un suceso ocurrido cerca de su casa. Desde su infancia en Indianápolis había oído hablar del caso criminal de Gertrude Baniszewski, así que con el paso del tiempo se ha ido convirtiendo en una obsesión. Su interés por desentrañar las causas de aquella inexplicable tragedia de mediados de los 60 ha cristalizado en un documentado guión, elaborado junto a su antigua compañera de estudios de cine Irene Turner. Entre los dos transcribieron todas las declaraciones del juicio, a fin de conformar una versión o teoría de los hechos. Para ello, se han negado a acudir a otras fuentes que no fueran las judiciales, porque las opiniones actuales de los implicados podrían dar lugar a cierta confusión, a la vista de los años transcurridos. Su intención no ha sido docudramática, sino que han pretendido hacer una recreación ficcional destinada a la comprensión de determinados comportamientos violentos humanos difíciles de asimilar.

Mujer desesperada

Aunque resulte imposible saber porqué Gertrude Baniszewski hizo lo que hizo, al margen de que pudiera padecer una enfermedad mental, ayuda a situar su estado de desesperación el conocimiento de los problemas económicos para ocuparse sola de una familia numerosa, tras haber padecido maltratos y penurias a lo largo de su vida. La actriz Catherine Keener la interpreta como a una mujer desesperada, con arrebatos de agresividad incontrolada. En el papel de la víctima figura Ellen Page, en un registro alejado del optimismo de «Juno», como una chica normal torturada hasta la muerte. Lo más terrible de «An American Crime» es la naturalidad con la que actúa el reparto infantil y adolescente, incorporando a los hijos de la psicópata, que ven como algo normal las atrocidades que comete su madre y la secundan ciegamente. Pero los que peor salen parados son los vecinos, ya que, al igual que en otros casos recientes, nunca denunciaron nada y permanecieron en silencio pese a que sabían de la existencia de ese sótano de los horrores en la casa de la mamá sangrienta. La asesinada hace las veces de narradora y la voz en off llega desde el más allá, como en «El crepúsculo de los dioses».