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Crónica | Simulacro de accidente de tráfico

Tranquilidad y orden para hacer frente a la emergencia

El aparcamiento de autobuses de Ibaeta se llenó ayer de sirenas y gritos, de ambulancias y camiones de bomberos. Las alumnas del Curso de Experto Universitario en Enfermería de Urgencias respondieron con mucha tranquilidad al simulacro de accidente.

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Maider IANTZI

Se trataba de un accidente en el que se vieron implicados tres vehículos y una motocicleta. El ejercicio mostraba una colisión múltiple de los automóviles ocasionada por una motocicleta que se salió de su carril para evitar atropellar a un peatón. A causa de la colisión, cuatro personas resultaron gravemente heridas, y otras cuatro sufrieron daños menos graves.

Según explicó un profesor de este curso organizado por el Colegio de Enfermería de Gipuzkoa (COEGI), Rafael Miranda, con esta práctica buscaban estresar a las estudiantes, y observar cómo aplicaban la teoría aprendida, manejando en tiempo real materiales y situaciones de alta tensión, simulando los momentos que cualquier emergencia sanitaria supone.

En el aparcamiento de autobuses del campus de Ibaeta de Donostia se habían congregado numerosas personas: las 42 enfermeras que han tomado parte en el curso, personal de la DYA y varias dotaciones del Parque Municipal de Bomberos y de la Policía Municipal.

Rojo, amarillo y verde

La primera tarea de las alumnas consistió en valorar a los heridos y clasificarlos con colores: rojo para los que estaban más graves; amarillo para los graves; y verde para los leves. Conforme a esa distinción, buscaron los recursos oportunos y empezaron a actuar en el mismo lugar donde se encontraban los heridos. Los primeros que recibieron el tratamiento fueron los que estaban en peor situación.

Con el objetivo de brindar a las personas accidentadas un tratamiento más adecuado antes de trasladarlas a un centro sanitario, algunos trabajadores procedieron a instalar un Hospital de Campaña. Otros atendían a la peatón, la subían cuidadosamente a la camilla y la introducían en la ambulancia; o cortaban el cristal de un coche mientras los heridos permanecían dentro tapados con una tela, asustados porque no veían nada y escuchaban sonidos por todas partes.

Al término del simulacro, los participantes y profesores se mostraron muy satisfechos. Miranda remarcó que las alumnas habían respondido con mucha tranquilidad y de forma muy ordenada.

 

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