Son más pertinaces que las sequías del franquismo. Siguen, erre que erre, con la trola de la implicación de ETA en los atentados del 11-M y para ello no dudan en sostener las versiones más peregrinas de la historia. Lo dijo el propio Pedro J. Ramírez: «Que la realidad no te estropee un buen titular».

Ayer «El Mundo» publicaba una extensa información en la que relacionaba a ETA con las FARC colombianas y le dedicaba, además, un editorial al asunto.

Según el editorialista, «nuestro periódico publica hoy el testimonio de Camilo, un guerrillero arrepentido que estuvo siete años en las FARC, que narra con detalles como fue adiestrado en la selva venezolana, cerca de Guadalito, en julio de 2007, por dos etarras. Uno de ellos se hacía llamar Martín Capa». Ya empieza a oler a azufre.

Y es que, asegura el plumilla de Pedro J., «además de hacer propaganda del terrorismo vasco, el tal Martín Capa y su compañero enseñaron a Camilo y un grupo de guerrilleros a detonar bombas mediante teléfonos móviles, una tecnología que las FARC no dominaba. A cambio, la banda ayudó a las FARC a introducir en España cargamentos de droga y dinero procedente del narcotráfico, según Camilo». ¿Se imaginan el valor que tiene la propaganda de ETA en la selva colombiana? ¿Y a los comandos de ETA repartiendo cocaína en las discotecas after hours? Han perdido el sentido del ridículo.

Pero no la mala intención. Lean, lean: «ETA ya intentó causar una masacre con una bomba activada por un móvil en el cementerio de Zarauz en 2001, pero falló. Luego un ingeniero de la banda llamado Elgorriaga perfeccionó en Francia la misma tecnología utilizada en el 11-M y, más tarde, ETA la exportó a las FARC». Ya han combinado los elementos para la pócima ponzoñosa. Y más: «Cabe recordar en este contexto que Trashorras y Toro le preguntaron a Lavandera en 2001 si conocía a alguien que supiera `montar bombas con móviles' mientras le proponían que sirviera de correo entre ellos y determinados miembros de ETA. ¿Simple casualidad?». Como dice una amiga navarra, son unos cansaalmas.