Miles de abogados y opositores al presidente paquistaní, Pervez Musharraf, convergieron ayer en la capital en una marcha, tras la que se había programado una sentada, al objeto de exigir la vuelta de los jueces revocados por el jefe del Estado, un procedimiento que podría abrir la vía de su destitución.

Frente a la marcha las autoridades desplegaron más de 6.000 policías y tropas paramilitares que bloquearon avenidas y adoptaron impresionantes medidas de seguridad, entre ellas, la instalación de detectores de metales y explosivos en las calles, al objeto de «filtrar» a los manifestantes.

Desde hace más de un año los abogados se han situado al frente de la oposición a Musharraf, quien el pasado noviembre, tras declarar el estado de urgencia en el país, revocó a un total de sesenta jueces, la mayoría de ellos integrantes de la Corte Suprema que se preparaba para dictaminar sobre la legalidad de la reelección del presidente a principios de octubre, tras un cotrovertido escrutinio.

Si el nuevo Parlamento restaura a los citados jueces, tal y como reclamaron ayer los manifestantes y como prometió el nuevo Gobierno, la Corte Suprema podría, teóricamente, decretar la ilegalidad del mandato presidencial de cinco años de Pervez Musharraf e iniciar un procedimiento de destitución.

Medios periodísticos indicaron que la marcha buscó «presionar al nuevo Gobierno, para forzarle a destituir a Musharraf, más que intimidar a este último». Según el presidente de los abogados de la Corte Suprema, Aitzaz Ahsan, «el Parlamento debe respetar los sentimientos de quienes lo han elegido. Continuaremos con nuestro movimiento hasta la restitución».