Mohammed Jawad, preso en Guantánamo, denunció ayer en el juicio que se sigue en su contra, que durante 14 días consecutivos no le dejaron dormir. Jawad está acusado de lanzar una granada contra un jeep militar de EEUU en un bazar en Kabul en diciembre de 2002, hiriendo a dos soldados y a su intérprete.

En mayo de 2004, fue encadenado y trasladado de una celda a otra 112 veces durante 14 días, con un promedio de dos horas y 50 minutos, pero con una frecuencia mayor en la noche «para garantizar la máxima interrupción del sueño».

«Deberían darme tiempo para hablar sobre mi tiempo sin dormir. Día y noche me cambiaban de un lugar a otro», remarcó Jawad. Los registros de este campo de concentración indican que no fue interrogado durante ese tiempo ni en los tres meses siguientes, así que el objetivo era «provocar sufrimiento de forma intencional».