Silencio en Iruñea para denunciar la represión
Alrededor de dos mil personas tomaron parte en la manifestación silenciosa que se celebró en Iruñea en favor de los encausados en el sumario 33/01. Josu Beaumont subrayó que, a pesar de las prohibiciones y los encarcelamientos, «no lograrán silenciar al movimiento pro amnistía».
«Ahora, siguiendo con el paripé, cuando mediáticamente les interese, nos detendrán y nos encarcelarán, declarando oficialmente ilegal el movimiento pro amnistía y lo venderán como un éxito de la lucha antiterrorista. ¿Y luego qué? Lo único que conseguirán es que mucha más gente sufra, pero con eso no se acabará con el movimiento pro -amnistía, ni con la denuncia de la represión, ni con la solidaridad hacia los represaliados», afirmó Josu Beaumont a la conclusión de la manifestación silenciosa que ayer por la tarde recorrió las calles de Iruñea en solidaridad con los encausados en el juicio contra Gestoras Pro-Amnistía y Askatasuna que esta semana ha concluido en Madrid.
Unas 2.000 personas tomaron parte en la marcha, que partió desde la antigua estación de autobuses de la capital navarra bajo el lema «Euskal Herriak Askatasuna behar du» y que, más allá de la denuncia del juicio, quiso reivindicar que, por encima de todas las prohibiciones y encarcelamientos, «no lograrán silenciar» al movimiento pro amnistía.
La manifestación, a la que se adhirieron numerosos colectivos y agentes sociales, estuvo encabezada por algunos de los imputados en el sumario 33/01, como el propio Beaumont o Juan Mari Olano, así como por la viuda de Ángel Berrueta, muerto a manos de un policía español el 13 de marzo de 2004 cuando trabaja en la panadería que regentaba en Iruñea.
En cabeza marcharon varias personas portando carteles de los represaliados políticos y, tras ellos, los manifestantes llevaron diversas pancartas en denuncia de la tortura, por los derechos políticos y sociales de Euskal Herria y por la repatriación de los presos.
«La foto de esta manifestación es la de la Navarra que quieren esconder; la de los torturados, de los familiares de los presos, de las víctimas de la guerra sucia del GAL, de los desaparecidos... En una palabra, ésa es la voz que quieren silenciar con el juicio que ha acabado esta semana en Madrid», explicó el imputado Beaumont, al tiempo que lamentó que a partir de ahora «la tortuta y la violencia policial no van a ser delito, sino la denuncia de ello».
Orgullosos de su trabajo
Una vez la manifestación llegó a la plaza San Francisco, tomó la palabra Beaumont, quien denunció que la lista de la represión en Nafarroa «es interminable» y reacalcó que a día de hoy el herrialde «sigue siendo problema de Estado». Dijo sentirse «muy orgulloso» por el trabajo realizado en el movimiento pro amnistía y emplazó a los allí presentes a ser «embajadores» de ese movimiento en su entorno y allá donde vayan.
«Esta tarde hemos recorrido las calles de Iruñea en silencio, pero ésta será la última vez que nos quedemos callados ante la represión que sufre Euskal Herria. Podrán encarcelar a 20, 50 o 100 portavoces, pero nunca conseguirán silenciarnos», aseguró de forma tajante.
Josu Beaumont, imputado en el juicio contra el movimiento pro amnistía, resaltó la importancia que este movimiento tiene en Nafarroa, donde apuntó que la lista de los actos de represión «es interminable».
Más de cien personas comparecieron ayer en Zornotza para exigir la liberación de su convecino Jose Mari Sagardui, «Gatza», que cumplirá 28 años en la cárcel; «trece años más de las que debería de haber permanecido», denunciaron.
Las muestras de apoyo hacia los veintisiete imputados del movimiento pro amnistía que, a su vez, escenifican la denuncia contra el proceder del Estado español y sus tribunales, tendrá el próximo sábado, día 28, un nuevo capítulo. Represaliados políticos de Araba, junto a decenas de personas que han padecido toda clase de consecuencias del conflicto, comparecieron ayer para dar cuenta de la marcha que, partiendo a las 18.00 desde la plaza Bilbao, recorrerá la capital.
La rueda de prensa se convirtió en una «significativa representación de una realidad que, aunque persigan esconder, existe en Euskal Herria». Algo que no ha cambiado en los últimos 30 años.
Así, recordaron que «en su día este país tuvo que idear organismos y estructuras para hacer frente a la represión de los estados, y hoy es el día en el que el propio Estado español, con su afán de ilegalizarnos e intentar ocultarnos, está reconociendo que hemos hecho bien el trabajo».
Subrayaron que mientras persista un sólo represalidado político seguirá habiendo ciudadanos que, como los imputados, denuncien las prácticas represivas de los estados y que asistan tanto a las familias como a los propios represaliados.
GARA
