El torneo de tenis por antonomasia, el más grande entre los cuatro del Grand Slam, Wimbledon, está a punto de comenzar. Las bolas están listas para resbalar en el «pasto» del All England Tennis Club y los devotos del «saque-volea» se relamen imaginando lo que van a poder ver desde hoy y hasta el 6 de julio.

Por lo pronto, otra cosa que no fuera una nueva final entre Federer y Nadal sería una sorpresa morrocotuda. No, sin embargo, si el de Manacor extendiera su dominio de Roland Garros a la hierba. Sin ir más lejos, el ex tenista sueco Bjon Borg no ha dudado en apuntar al balear como su favorito en esta edición de Wimbledon. Ojo también al tercero en discordia: el serbio Novak Djokovic.

Federer, que de ganar este año mejoraría los cinco cetros consecutivos de Borg, se halla en una encrucijada: seguir su reinado sobre hierba, o dar paso a otro campeón en un ocaso «oficial».

Entre las féminas las cosas no están tan claras. Venus Williams es la actual campeona, pero hay más aspirantes que favoritas, empezando por la número uno, Ana Ivanovic. De hecho, el seguidor ocasional puede gozar más de las sorpresas del circuito femenino.

La sombra de los amaños

No todo es deporte en Wimbledon. La sospecha de amaño se cierne sobre la competición. Según el diario «The Times», ocho partidos podrían haber sido fijados de antemano por los sindicatos profesionales de apuestas.

Se cree que mafias del este de Europa y Austria se encuentran detrás de una red de apuestas ilegales.