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Barcina accede a cambiar los nombres franquistas de las calles de la Txantrea

La presión de los vecinos y del Tribunal Administrativo de Nafarroa ha conseguido que, al fin, Yolanda Barcina acceda a cambiar las denominaciones franquistas de una veintena de calles y plazas de la Txantrea. La Plataforma vecinal ha mostrado su satisfacción.

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Iñaki VIGOR |

La alcaldesa de Iruñea dictó ayer una resolución mediante la que se establecen las nuevas denominaciones de 23 calles y plazas del barrio de la Txantrea, en sustitución de los actuales nombres franquistas. La resolución se tomó previa audición del archivero municipal, tal como establece la normativa vigente, y las nuevas denominaciones tendrán efectos a partir del 1 de diciembre de este mismo año.

Esta decisión viene precedida por la resolución del TAN del pasado 11 de febrero, que declaró la obligación del Ayuntamiento de retirar los nombres franquistas de dichas calles.

En concreto, las nuevas denominaciones serán las siguientes: calle de la Cuenca de Pamplona (hasta ahora calle del Coronel Beorlegui); calle y travesía de la Cendea de Iza (Andrés Gorricho); calle y travesía de la Cendea de Olza (José Jimeno); calle de la Cendea de Zizur (Agustín Flamarique); calle de la Cendea de Galar (Jesús Vázquez); calle de Uharte (Mario Rueda); calle de Arteta (Crescencio Lecumberri); calle de Beriain (Francisco Urías); Calle de Cordovilla (Jesús Blasco); calle de Ibero (Ramón Esquíroz); calle de Noain (Francisco Goñi); calle de Ororbia (José Miguel Madoz); calle de Tiebas (Jesús María Aznárez); calle de Zuasti (José Huércano); calle de Paternain (Julio Casi); calle de Imarkoain (Lucio Arrieta); calle de Berriobeiti (Federido Mayo); calle de Berriogoiti (Marco Goñi); calle de Berriozar (Fermín Istúriz); calle de Subiza (Joaquín Elberdin); y plaza de Zolina (plaza de Elberdin).

«Más vale tarde que nunca»

En nombre de la plataforma vecinal, Gorka Vierge valoró de forma positiva la elección de nombres relacionados con topónimos y pueblos de Iruñerria para este cambio. «Estamos satisfechos porque, después de 33 años de muerto Franco, la Txantrea va a dejar de ser el museo de la apología del franquismo en que se había convertido. Debido a la presión popular y a la demanda mayoritaria de los vecinos, la alcaldesa ha tenido que cambiar su criterio. Más vale tarde que nunca. Nos queda la sensación agridulce de ver que muchos de los vecinos que sufrieron en sus carnes la represión del franquismo -añadió- han muerto y no van a poder ver cambiado el nombre de las calles, pero estos años hemos podido enseñar a las nuevas generaciones el régimen represor que fue el franquismo».

satisfacción

«Estamos satisfechos por el cambio pero nos queda una sensación agridulce. Muchos vecinos que sufrieron la represión franquista ya han muerto y no han podido ver las nuevas denominaciones».

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