Maite Ubiria Periodista
Gentes de buena voluntad
Día menos dos. A dos días de un pleno sin debate. A dos jornadas de que se pregunte a los parlamentarios qué opinan de dos preguntas sobre las que no se podrá pronunciar el 25 de octubre la parte de la ciudadanía vasca a la que, según el proponente, se quiere sondear. Su opinión, sólo se pide su opinión, lo que no es mucho de partida. Pero tampoco debe despreciarse nunca un acto para pulsar el sentir ciudadano, aunque sólo sea para ensayar, sí, para preparar ese día en que en este país pueda decidir sobre todo.
Día menos dos y las cuentas por cuadrar. Los proponentes no tienen aliados porque buscan «ética y democracia» entre quienes las niegan de partida. Se trataba, al parecer, de forzar al resto a retratarse. Hay que admitir que lo han conseguido... empezando por su casa.
El tripartito quiere que el pleno parlamentario del viernes se convierta en el broche del curso político. ¡Como si en un país sin paz y con las libertades gravemente recortadas se pudiera bajar tan fácil la persiana! No hace mucho se hablaba de diálogo hasta el amanecer, hasta encontrar la solución que demanda, no una parte, sino toda la ciudadanía vasca. ¿Y ahora se vota el 27 de junio y a sestear hasta setiembre?
Dice el lehendakari que sabe que en la izquierda abertzale hay buenas personas, gentes de buena voluntad. La izquierda abertzale se conformaría, seguro, con tener hoy alguna certeza, por menor que fuera, sobre cuál es la voluntad que guía al lehendakari. ¿Ibarretxe llama gentes de buena voluntad sólo a las que estarían dispuestas a darle los votos? Otras lo hicieron antes, para que defendiera en serio una propuesta sobre el derecho a decidir avalada por la mayoría del Parlamento de Gasteiz. No lo hizo, y defraudó muchas buenas voluntades.
Pese a todo, el pasado no puede ser un lastre insuperable. Porque no es posible condenar a la ciudadanía a vivir bajo la espada del bloqueo. El tripartito tiene en sus manos superar la prueba del algodón. Si tiene buena voluntad y no insiste en hacer pasar por incautos a los independentistas de este país.