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Teherán sigue sin ceder ante las potencias nucleares

Pese a que EEUU envió un representante a la reunión que el negociador iraní, Said Jalili, mantuvo con el responsable de la diplomacia de la UE, Javier Solana, no hubo ningún avance en el conflicto sobre el programa nuclear iraní. EEUU, Rusia, China, Estado francés, Gran Bretaña y Alemania siguieron exigiendo a Irán que deje de enriquecer uranio y Teherán se mantuvo firme en sus posiciones.

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El responsable de la diplomacia de la UE, Javier Solana, y el negociador iraní, Said Jalili, comenzaron ayer en Ginebra las conversaciones con la pequeña esperanza que suponía que la presencia de un alto diplomático de EEUU permitiera desbloquear el conflicto surgido por el programa nuclear de la República Islámica.

Bajo un sol radiante, Solana y Jalili se dieron la mano en el patio del Ayuntamiento de Ginebra antes de comenzar sus conversaciones. La presencia del número tres del Departamento de Estado de EEUU, William Burns, otorgó una importancia particular a estas conversaciones que Solana mantiene en representación de las seis potencias que actúan unidas en el conflicto con Irán: EEUU, Rusia, China, Estado francés, Gran Bretaña y Alemania.

Giro aparente de EEUU

La participación de Burns en esta reunión parecía marcar un giro en la diplomacia de Washington, ya que EEUU rompió todas sus relaciones con Irán en 1980 y había exigido la suspensión de cualquier actividad nuclear por parte de Teherán antes de participar en negociaciones multilaterales.

La portavoz de Solana, Cristina Gallach, indicó que no sabía si los estadounidenses -«que han venido a escuchar, no a negociar»- iban a tomar la palabra en la reunión, en la que también participaron diplomáticos de las otras cinco potencias.

«A ellos les corresponde decidir cuál será su actitud», señaló Gallach a los periodistas.

En cualquier caso, Gallach destacó que la presencia de Burns constituye «una muestra de la importancia que los americanos están dando a una solución negociada», al tiempo que valoró la positiva reacción iraní a su presencia en Ginebra. Junto a ello, indició que las seis potencias «están dispuestas a ser creativas para permitir que las negociaciones comiencen, en plena conformidad con lo establecido por las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU».

En Teherán, el responsable de la diplomacia iraní, Manucher Mottaki, señaló que espera que las negociaciones de Ginebra permitan definir el marco de negociaciones que en el futuro puedan poner fin a la crisis del programa nuclear.

Todo queda igual

A la salida de la reunión, en cambio, las esperanzas se habían enfriado notablemente. Según señaló Solana, las seis potencias están a la espera de que Irán responda a la «oferta» que le han realizado.

«Hemos hecho una oferta. No hemos obtenido una respuesta clara, sí o no», declaró Solana a los periodistas tras el encuentro de Ginebra.

«Este encuentro ha sido constructivo, pero no hemos obtenido respuesta a nuestras preguntas», añadió Solana, que precisó que espera retomar el contacto con Jalili en las dos próximas semanas, directamente, por teléfono o a través de algún intermediario. Sin embargo, no hay prevista ninguna fecha para este contacto, según reconoció el propio Solana.

«Siempre hay progresos en estas conversaciones, pero son insuficientes», añadió Solana.

Las seis potencias propusieron en junio de 2006 a Irán una oferta de «cooperación política y económica» a cambio de que la República Islámica abandonase la práctica de enriquecimiento de uranio.

El mes pasado, Solana presentó en Teherán una modificación de esta oferta, estableciéndose una fase de prenegociaciones que podría comenzar si los iraníes aceptan mantener el enriquecimiento de uranio en los niveles actuales mientras que los seis renuncian a endurecer las sanciones existentes.

En Washington se mantuvo el discurso inmovilista

El portavoz del Departamento de Estado de EEUU, Sean McCormack, afirmó ayer que Irán «debe elegir entre la cooperación y la confrontación» y volvió a exigir a Teherán que deje de enriquecer uranio.

«Esperamos que los iraníes entiendan que sus líderes deben hacer una elección entre la cooperación, que traería beneficios para todos, y la confrontación, que sólo puede llevar a un mayor aislamiento», dijo McCormack.

Las palabras de McCormack supusieron un jarro de agua fría para las esperanzas que la presencia en Ginebra del número tres del Departamento de Estado, William Burns, despertó.

McCormack reveló que el enviado de EEUU a Ginebra no mantuvo un encuentro por separado con ningún miembro de la delegación iraní. Burns insistió en el discurso oficial de Washington, que exige a Irán la paralización del enriquecimiento de uranio para poder negociar.

Desde Rusia, en cambio, se ofreció una imagen más conciliadora. El viceministro de Exteriores, Sergei Kisliak, declaró a la agencia RIA-Novosti, que Moscú espera que en un plazo de dos semanas Teherán dé una respuesta que «permita acercar posiciones».

Como muestra de la sintonía que existe ente Moscú y Teherán, la agencia IRNA destacó ayer que los presidentes Mahmud Ahmadineyad y Dimitri Medvedev dialogaron ayer telefónicamente sobre cuestiones bilaterales y también sobre las conversaciones de Ginebra. Ambos se reunirán próximamente en Dushanbe (Tayikistán). GARA

línea roja

Desde Teherán, Mohammad Karamí Rad, miembro de la Comisión de Seguridad del Parlamento, rechazó reducir el enriquecimiento de uranio, «ya que es una línea roja para Irán, y no la sobrepasaremos».

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