Maite SOROA
El oráculo de Anasagasti
Iñaki Anasagasti se cuenta entre los pocos políticos que escribe y, además, escribe mucho. Tiene sus propias obsesiones y el movimiento independentista se cuenta entre ellas. Ayer en «Noticias de Guipúzcoa» firmaba un epígrafe titulado «Patético Tasio». El comentario venía al hilo de la reunión Zapatero-Rajoy y señalaba Anasagasti que «ese mismo día Tasio Erkizia y Periko Solabarria nos retrotraían a 1977». Será que la situación no ha mejorado, ¿verdad?
Insistía el senador jelkide: «Idoia Ibero y Tasio denunciaban la cruzada represiva y obsesiva emprendida por Zapatero y por los jueces. Erkizia, inasequible al desaliento, advirtió de que las operaciones policiales y judiciales no conseguirán acabar con la izquierda abertzale, y recordó que el GAL ya fracasó en ese intento, recalcando que esto sólo se arregla con medidas políticas». Pues eso que parece bastante sensato, a Anasagasti le hace reir: «Estupendo. Con toda la jefatura de HB en la cárcel, sacando a la palestra a estos venerables veteranos, desmoralizados, confundidos y apaleados, siguen con un discurso propio de hace 30 años, como si la lucha de una organización fuera tan sólo la de resistir y el decir que no podrán con ellos. No han aprendido nada. No han olvidado nada». Aprender, no sé. Olvidar, seguro que no.
Y ofrece su propia fórmula mágica: «Otra, sin embargo, hubiera sido la reacción si además de denunciar una situación que es evidente, hubieran dicho que la solución pasa por la desaparición de ETA. Sólo con eso. Pero para este paso hace falta mucho valor político, mucho valor moral, una apuesta ética, querer a la sociedad de la que hablan y tener las ideas claras. Sólo con eso, que al parecer no parece tanto, pero para ellos, viejos luchadores, es imposible. ¡Pobre gente!» Ya ven que se trata de zurrar a los castigados.
Y para concluir se ponía en plan oráculo: «¿Y qué va a pasar? Pues que desgraciadamente van a acabar todos ilegalizados. Con lo que eso supone. El erre que erre de ETA y el inmovilismo de este mundo silente con su empate infinito nos apuntan más años de lo mismo. Y sólo una frase mágica para solucionarlo: `Que ETA desaparezca'. Pues no la dicen». También sería interesante que Anasagasti y los suyos renunciaran a participar en esta democracia de cartón piedra. ¿No les parece?