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Alvaro Reizabal Abogado

Rojo, verde y blanco

Agur Rojo, siempre rojo, pero también blanco y verde como la ikurriña de tu patria de adopción. «Agur eta ohore lagun».

Si hace apenas unos días nos quejábamos del verano lluvioso y hasta frío que nos estaba tocando, ha llegado de repente la canícula y la tarde de hoy me recuerda el patio de la cárcel de Badajoz, en que pasábamos corriendo de un sitio a otro para que el sol abrasador no nos achicharrara. Me consta que las cosas siguen igual, y no solo en Badajoz, sino, también en Córdoba, Jaén, Puerto, Herrera... y en tantos otros sitios. Con la calorina ha llegado también la mala noticia. Ha sido esta mañana cuando en el autobús que me llevaba al trabajo leía GARA, como cada día. ¡Qué sobresalto ver la cara sonriente del amigo Rojo en el recuadro fatídico de una esquela!

Sabía que su salud era precaria pero francamente no esperaba este desenlace ahora que apartado del estrés diario de la carretera, de la necesidad de llegar a los kioscos con la prensa calentita, podía vivir mas tranquilo; pero la vida es así.

El año pasado y tras un buen susto del corazón le reconocieron afecto de incapacidad total para su profesión de transportista autónomo, que con tanta pasión y dedicación desempeñó durante muchos años repartiendo la prensa vasca contra viento y marea. Acudimos al Juzgado de lo Social alegando que su cansado corazón no estaba para trotes, pero la sentencia nos explicó que la incapacidad absoluta en casos de enfermedades cardiovasculares, como la suya, sólo puede concederse en los casos mas graves, en que el enfermo no puede llevar a cabo ni siquiera esfuerzos livianos, y como Lorenzo, por prescripción facultativa, se daba a diario una caminata de ocho kilómetros, concluía el juzgador, que con la total ya iba bien servido.

Incansable en la defensa de su derecho recurrimos a Bilbo donde no hubo mejor suerte, porque también el Tribunal Superior estimó que aunque, efectivamente el paseo diario era por recomendación del médico, el mero hecho de poder seguir esa indicación del galeno ya evidenciaba que conservaba cierta capacidad residual para trabajos livianos. Rojo no acertaba a comprender que la causa por la que no le reconocieran su derecho fuera hacerle caso al medico, así que habíamos quedado en vernos a los dos años para, en caso de agravación, solicitar la revisión del grado de invalidez. Ahora ya se que no nos veremos, porque otro accidente cardiovascular se lo ha llevado. Parece que sus señorías se equivocaron. Poco han gastado en pensiones con el amigo Lorenzo.

Emigrante en Euskadi, nunca olvidó su Castilla natal a la que le gustaba volver, cuando podía, a ver a los amigos. Y junto a eso, fue un ejemplo de integración, habiendo prestado su esforzado trabajo a la difusión de la prensa de Euskal Herria. Eginzale de pro, siempre al pie del cañón en el trabajo, en el Egin Eguna o en la Casa de Campo acompañando a los compañeros del periódico que estaban siendo juzgados. Agur Rojo, siempre rojo, pero también blanco y verde como la ikurriña de tu patria de adopción. Agur eta ohore lagun.

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