Los tamiles de todo el mundo conmemoran estos días con obras de teatro, exposiciones y vigilias los 25 años desde las peores matanzas étnicas registradas en Sri Lanka, semilla de la actual guerra que sufre la isla del Índico.

«Los 25 años merecían un repaso de las historias de lo que ocurrió luego. Hay fotografías de desplazados, de mujeres que lo perdieron todo», cuenta a Efe la fotógrafa Anoma Rajakaruna, que presentó en Colombo la muestra «Vida tras 25 años».

La poderosa diáspora tamil puede asistir estos días a obras de teatro en Toronto (Canadá), presentaciones de libros en Australia e India o vigilias y manifestaciones en EEUU, con el objetivo común de conmemorar las matanzas de 1983.

Cingaleses y tamiles se habían enzarzado en choques étnicos esporádicos desde la década de 1970, pero la violencia estalló definitivamente en julio de 1983, el Julio Negro, con la llegada a Colombo de los cadáveres de quince soldados emboscados por la guerrilla tamil de los Tigres de Liberación (LTTE).

«Los soldados fueron traídos a la vez y la gente reaccionó con ira en el entierro. Además, el Gobierno tardó seis días en pedir calma; ese silencio animó a los violentos», explica el ministro de Integración Nacional de Sri Lanka, Dew Gunasekara.

La noche del 24 de julo de 1983, poco después del sepelio, hordas de cingaleses enfurecidos asaltaron, violaron y mataron a cuantos tamiles encontraron a su paso en Colombo.

«Todavía recuerdo cómo pararon el automóvil. Dentro había cuatro personas: una niña, un niño y sus padres. Unas preguntas con alegría, para no cometer errores. Y entonces pasaron a la acción. Rociar con gasolina y todo eso», escribe el poeta cingalés Basil Fernando.

Según los cronistas, las turbas preguntaban a los conductores por su etnia, y los mataban si resultaban ser tamiles. Ardieron autobuses cargados de pasajeros y una muchedumbre entró en un penal capitalino y acuchilló a 53 presos políticos tamiles.

Los pogromos de Colombo se extendieron más tarde por todo el país con una balance escalofriante: murieron más de mil tamiles y se calcula que se quedaron sin vivienda 700.000 personas, de las que 400.000 dejaron Sri Lanka y se repartieron por el mundo.

38 muertos en enfrentamientos

Al menos 38 personas han muerto en los dos últimos días en enfrentamientos entre el Ejército cingalés y el LTTE.

Los combates más violentos ocurrieron en el distrito de Mullaitivu, hasta ahora en manos del LTTE, donde, según en el Ejército, fallecieron al menos 22 insurgentes.

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